XLV

Busca y anhela el sosiego...,

mas... ¿quién le sosegará?

Con lo que sueña despierto,

dormido vuelve a soñar;

que hoy, como ayer y mañana

cual hoy en su eterno afán

de hallar el bien que ambiciona

—cuando sólo encuentra el mal—

siempre a soñar condenado,

nunca puede sosegar.