[II]

Si para que se llene y se desborde

el inmenso caudal de los agravios,

quieren que nunca hasta sus labios llegue

más que el duro y amargo

pan, que el mendigo con dolor recoge

y ablanda con su llanto,

sucumbirá por fin, como sucumben

los buenos y los bravos

cuando en batalla desigual les hiere

la mano del cobarde o del tirano.

Y ellos entonces vivirán dichosos

su victoria cantando,

como el cárabo canta en su agujero

y la rana en su charco.

Mas en tanto ellos cantan... —¡muchedumbre

que nace y muere en los paternos campos

siempre desconocida y siempre estéril!—

triste la patria seguirá llorando,

siempre oprimida y siempre

de la ruindad y la ignorancia pasto.