A el sepulcro de Miguel de Cervantes Saavedra

ingenio cristiano,

por Luis Francisco Calderón

Soneto

En este, ¡oh caminante!, mármol breve,

urna funesta, si no excelsa pira,

cenizas de un ingenio santas mira,

que olvido y tiempo a despreciar se atreve.

No tantas en su orilla arenas mueve

glorioso el Tajo, cuantas hoy admira

lenguas la suya, por quien grata aspira

a el lauro España que a su nombre debe.

Lucientes de sus libros gracias fueron,

con dulce suspensión, su estilo grave,

religiosa invención, moral decoro.

A cuyo ingenio los de España dieron

la sólida opinión que el mundo sabe,

y a el cuerpo, ofrenda de perpetuo lloro.

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