De Don Francisco de Urbina a Miguel de Cervantes

insigne y cristiano ingenio de nuestros tiempos,

a quien llevaron los terceros de San Francisco a enterrar

con la cara descubierta, como a tercero que era

Epitafio

Caminante, el peregrino

Cervantes aquí se encierra;

su cuerpo cubre la tierra,

no su nombre, que es divino.

En fin, hizo su camino;

pero su fama no es muerta,

ni sus obras, prenda cierta

de que pudo a la partida,

desde ésta a la eterna vida,

ir la cara descubierta.

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