Jornada II

Salen vn ALGUAZIL, y MARTIN CRESPO, el alcalde, y SANCHO MACHO, el regidor.

ALCALDE

Digo, señor alguazil,

que vn moço que se me fue,

de ingenio agudo y sotil,

de tronchos de coles se

que hiziera inuenciones mil;

y el me aconsejò que hiziesse,

si por dicha el rey pidiesse

danças, vna de tal modo,

que se auentajasse en todo

a la que mas linda fuesse.

Dixo que el lleuar donzellas

era vna cosa cansada,

y que el rey no gusta dellas,

por ser dança muy vsada,

y estar ya tan hecho a vellas;

mas que por nueuos niueles

lleuasse vna de donzeles

como serranas vestidos,

en pies y braços ceñidos

multitud de cascaueles;

y ya tengo, a lo que creo,

veinte y quatro assi aprestados,

que pueden, segun yo veo,

ser sin verguença lleuados

al romano coliseo.

Ya yo le enseñè los dos

de los mejores.

ALGUACIL

Por Dios,

que la inuencion es muy buena.

SANCHO

Lo que nuestro alcalde ordena,

es cosa rala entre nos,

y todo lo que el mas sabe,

de vn su moço lo aprendio

que fue de su ingenio llaue;

mas ya se fue y nos dexò,

que mala landre le acabe:

que assi quedamos vazios,

sin el, de ingenio y de brios.

ALGUACIL

¿Tanto sabe?

SANCHO

Es tan astuto,

que puede darle tributo

Salmon, rey de los iudios.

ALCALDE

Haga cuenta, en viendo aquestos,

que los veinte y quatro mira:

que todos son tan dispuestos,

derechos como vna vira,

sanos, gallardos y prestos.

Aquel que no es nada renco,

se llama Diego Mostrenco;

el otro, Gil el Perayle;

cada qual diestro en el bayle

como gozquejo flamenco.

Tocandoles Pingarron,

mostrarán bien su destreza

a compas de qualquier son,

y alabaran la agudeza

de nuestra nueua inuencion.

Las danças de las espadas

oy quedarán arrimadas,

a despecho de hortelanos,

embidiosos los gitanos,

las donzellas afrentadas.

¿No le parecio, señor,

muy bien el talle y el brio

de vno y otro dançador?

ALGUACIL

Si juzgo al parecer mio,

nunca vi cosa peor;

y temo que, si alla vays,

de tal manera boluays,

que no acerteys el camino.

ALCALDE

Tocado, a lo que imagino,

señor, de la embi[di]a estays.

Pues en verdad que hemos de yr

con veinte y quatro donzeles

como aquellos, sin mentir,

porque inuenciones noueles,

o admiran, o hazen reyr.

ALGUACIL

Yo os lo auiso; queda en paz.

(Vase el ALGUAZIL.)

SANCHO

Alcalde, tu gusto haz,

porque verás por la prueua

que esta dança, por ser nueua,

dara al rey mucho solaz.

ALCALDE

No lo dudo. Venid, Sancho,

que ya el coraçon ensancho,

do quepan los parabienes

de la dança.

SANCHO

Razon tienes:

que has de boluer hueco y ancho.

(Entranse.)

(Salen dos ciegos, y el vno PEDRO DE VRDEMALAS; arrimase el primero a vna puerta, y PEDRO junto a el, y ponese la viuda a la ventana.)

CIEGO

Ánimas bien fortunadas

que en el purgatorio estays,

de Dios seays consoladas,

y en breue tiempo salgays

dessas penas derramadas,

y como vn trueno

baxe a vos el angel bueno

y os lleue a ser coronadas.

PEDRO

Ánimas que desta casa

partistes al purgatorio,

ya en sillon, ya en silla rasa,

del diuino consistorio

os venga al vuestro sin tassa,

y en vn buelo

el angel os lleue al cielo,

para ver lo que alla passa.

CIEGO

Hermano, vaya a otra puerta,

porque aquesta casa es mia,

y en rezar aqui no acierta.

PEDRO

Yo rezo por cortesia,

no por premio, cosa es cierta,

y assi, puedo

rezar doquiera, sin miedo

de pendencia ni reyerta.

CIEGO

¿Es vistoso, ciego honrado?

PEDRO

Estoy desde que naci

en vna tumba encerrado.

CIEGO

Pues yo en algun tiempo vi;

pero ya, por mi pecado,

nada veo,

sino lo que no desseo,

que es lo que vee vn desdichado.

¿Sabra oraciones abondo?

PEDRO

Porque se que se infinitas,

aquesto, amigo, os respondo:

que a todos las doy escritas,

o a muy pocos las escondo.

Se la del ánima sola,

y se la de San Pancracio,

que nadie qual esta vióla;

la de San Quirce y Acacio,

y la de Olalla española,

y otras mil,

adonde el verso sotil

y el bien dezir se acrisola;

las de los auxiliadores

se tambien, aunque son treinta,

y otras de tales primores,

que causo embidia y afrenta

a todos los rezadores,

porque soy,

adondequiera que estoy,

el mejor de los mejores.

Se la de los sabañones,

la de curar la tericia

y resoluer lamparones,

la de templar la codicia

en auaros coraçones;

se, en efeto,

vna que sana el aprieto

de las internas passiones,

y otras de curiosidad.

Tantas se, que yo me admiro

de su virtud y bondad.

CIEGO

Ya por saberlas suspiro.

VIUDA

Herman o mio, esperad.

PEDRO

¿Quien me llama?

CIEGO

Segun la voz, es el ama

de la casa, en mi verdad.

Ella es estrecha, aunque rica,

y sólo a mandar rezar

es a lo que mas se aplica.

PEDRO

Picome yo de callar

con quien al dar no se pica:

que estè mudo

a sus demandas no dudo,

si no lo paga y suplica.

(Sale la VIUDA.)

VIUDA

Puesta en aquella ventana,

he escuchado sus razones

y su profession christiana,

y las muchas oraciones

con que tantos males sana,

y q uerria me hiziesse

plazer que algunas me diesse

de las que le pediria,

dexando a mi cortesia

el valor del interesse.

PEDRO

[Aparte.]

Si despide a essotro ciego,

yo le dire marauillas.

VIUDA

[Aparte.]

Pues yo le despido luego.

PEDRO

Señora, no he de dezillas

ni por dadiuas ni ruego.

VIUDA

Vayase, y venga despues,

amigo.

CIEGO

Vendre a las tres,

a rezar lo quotidiano.

VIUDA

En buen hora.

CIEGO

A Dios, hermano,

ciego, o vistoso, o lo que es;

y si es que se comunica,

sepa mi casa, y verà

que, aunque pobre, ruin y chica,

sin duda en ella hallarà

vna voluntad muy rica,

y la alegre possession

de vn segouiano doblon

gozará liberalmente,

si nos da, de su torrente,

ya milagro, o ya oracion.

PEDRO

Està bien; yo acudire

a saber la casa honrada

tan llena de amor y fe,

y pagarè la posada

con lo que le enseñarè.

Quarenta milagros tengo

con que voy y con que vengo

por dondequiera a mi passo,

y alegre la vida passo,

y como vn rey me mantengo.

(Entrase el CIEGO.)

Mas tu, señora Marina,

Sanchez en el sobrenombre,

a mi voz la oreja inclina,

y atenta escucha de vn hombre

vna embaxada diuina.

Las almas de purgatorio

entraron en consistorio,

y ordenaron las prudentes

que les fuesse a sus parientes

su insufrible mal notorio.

Hizieron que vna tomasse,

de gran prudencia y consejo,

para que lo efetuasse,

cuerpo de vn honrado viejo,

y assi al mundo se mostrasse,

y dieranle vna instruccion

y vna larga relacion

de lo que tiene de hazer

para que puedan tener,

o ya aliuio, o ya perdon;

y està ya cerca de aqui

esta alma, en vn cuerpo honesto

y anciano, qual yo le vi,

y sobre vn asno trae puesto

el cerro de Potosi.

Viene lleno de doblones

que le ofrecen a montones

los parientes de las almas

que en las tormentas sin calma[s]

padecen graues passiones.

En oyendo que en su lista

ay alma que en purgatorio

con duras penas se atrista,

no ay talego, ni escritorio,

ni cofre que se resista.

Hasta los gatos guardados,

de rubio metal preñados,

por librarla de tormentos,

descubren alli contentos

sus partos acelerados.

Esta alma vendra esta tarde,

señora Marina mia,

a hazer de su lista alarde

ante ti; pero querria

que en secreto esto se guarde,

y que a solas la recibas,

y que a darle te apercibas

lo que piden tus parientes

que moran en las ardientes

hornazas, de aliuio esquiuas.

Esto hecho, te assegura

que te enseñará oracion

con que aumentes tu ventura:

que esto ofrece en galardon

de aquella voluntad pura

que con el se muestra franca,

y de su escondrijo arranca

hasta el menudo quatrin,

y queda, qual San Paulin,

como se dize, sin blanca.

VIUDA

¿Que essa embaxada me embia

essa alma, ciego bendito?

PEDRO

Y toda de vos se fia,

y se remite a lo escrito

de vuestra genealogia.

VIUDA

¿Cómo la conocere

quando venga?

PEDRO

Yo hare

que tome casi mi aspeto.

VIUDA

¡O, que albricias te prometo!,

¡que de cosas te dare!

PEDRO

En las cosas semejantes

es bien gastar los dineros

guardados de tiempos antes;

los ayunos verdaderos,

y espaldas diciplinantes,

todo se ha de auenturar

sólo por poder sacar

a vn alma de su passion,

y lleuarla a la region

donde no mora el pesar.

VIUDA

Ve en paz, y dile a esse anciano

que tan alegre le espero,

que en verle pondre en su mano

mi alma, que es el dinero,

con pecho humilde y christiano:

que, aunque soy vn poco escassa,

me afligire en ver que passa

alma de pariente mio,

segun dizen, fuego y frio,

este o aquel muy sin tassa.

PEDRO

Tu fama a la de Leandro

exceda, y jamas se tizne

tu pecho de otro Alexandro;

antes, cante del vn cisne

en las aguas de Meandro;

a los Yperboreos montes

passe, al cielo te remontes,

y alla te subas con ella,

y otra no encierren qual ella

nuestros corbos orizontes.

(Entranse los dos.)

(Salen MALDONADO y BELICA.)

MALDONADO

Mira, Belica: este es hombre

que te sacará del lodo,

de grande ingenio y gran nombre,

tan discreto y presto en todo,

que es forçoso que te assombre.

Quierese boluer gitano

por tu amor, y dar de mano

a otra qualquier pretension:

considera si es razon

que le muestres pecho llano.

El sera el mejor quatrero,

segun que me lo imagino,

que aura visto el mundo entero,

solo, raro y peregrino

en las traças de embustero;

porque en vna que aora intenta,

ha sacado en limpia cuenta

que ha de ser vnico en todas.

BELICA

Facilmente te acomodas

a tu gusto y a mi afrenta.

¿No se te aya trasluzido

que, el que a grande no me lleue,

no es para mi buen partido?

MALDONADO

No ay cosa en que mas se prueue

que careces de sentido,

que en essa tu fantasia,

fundada en la loçania

de tu juuentud gallarda,

que en marchitarse no tarda

lo que el sol corre en vn dia.

Quiero dezir que es locura

manifiesta, clara y llana,

pensar que la hermosura

dura mas que la mañana,

que con la noche se oscura;

y a vezes es necedad

el pensar que la veldad

ha de ofrecer gran marido,

siendo por mejor tenido

el que ofrece la ygualdad.

Assi que, gitana loca,

pon freno al grande desseo

que te ensalça y que te apoca,

y no busques por rodeo

lo que en nada no te toca.

Casate, y toma tu ygual,

porque es el marido tal

que te ofrezco, que has de ver

que en el te vengo a ofrecer

valor, ser, honra y caudal.

(Entra PEDRO, ya como gitano.)

PEDRO

¿Que ay, amigo Maldonado?

MALDONADO

Vna presuncion, de suerte

que a mi me tiene admirado:

veo en lo flaco lo fuerte,

en vn baxo vn alto estado;

veo que esta gitanilla,

quanto su estado la humilla,

tanto mas leuanta el buelo,

y aspira a tocar el cielo

con locura y marauilla.

PEDRO

Dexala, que muy bien haze,

y no la estimes en menos

por esso: que a mi me aplaze

que con soberuios barrenos

sus maquinas suba y trace.

Yo tambien, que soy vn leño,

principe y papa me sueño,

emperador y monarca,

y aun mi fantasia abarca

de todo el mundo a ser dueño.

MALDONADO

Con la viuda, ¿cómo fue?

PEDRO

Està en vn punto la cosa

mejor de lo que pense.

Ella sera generosa,

o yo Pedro no sere.

Pero ¿que gente es aquesta

tan de caza y tan de fiesta?

MALDONADO

El rey es, a lo que creo.

BELICA

Oy subira mi desseo

de amor la fragosa cuesta;

(Entra el REY con vn criado, SILERIO, y todos de caza.)

oy a todo mi contento

he de apacentar mis ojos,

y al alma dar su sustento,

gozando de los despojos

que me ofrece el pensamiento

y la vista.

MALDONADO

Yo imagino

que tu grande desatino

en gran mal ha de parar.

BELICA

Mal se puede contrastar

a las fuerças del destino.

REY.

¿Vistes passar por aqui

vn cieruo, dezid, gitanos,

que va herido?

BELICA

Señor, si:

atrauessar estos llanos,

aura poco que le vi;

lleua en la espalda derecha

hincada vna gruessa flecha.

REY.

Era vn pedazo de lança.

BELICA

El huyr y hazer mudança

de lugares no aprouecha

al que en las entrañas lleua

el hierro de amor agudo,

que hasta en el alma se ceua.

MALDONADO

Esta dara, no lo dudo,

de su locura aqui prueua.

REY.

¿Que dezis, gitana hermosa?

BELICA

Señor, yo digo vna cosa:

que el amor y el caçador

siguen vn mismo tenor

y condicion rigurosa.

Hiere el caçador la fiera,

y, aunque va despauorida,

huyendo en larga carrera,

consigo lleua la herida,

puesto que huya dondequiera;

hiere amor el coraçon

con el dorado harpon,

y, el que siente el parasismo,

aunque salga de si mismo,

lleua tras si su passion.

REY.

Gitana tan entendida,

muy pocas vezes se ve.

BELICA

Soy gitana bien nacida.

REY.

¿Quien es tu Padre?

BELICA

No se.

MALDONADO

Señor, es vna perdida:

dize dos mil desuarios,

tiene los cascos vazios,

y llena la necedad

de vna cierta grauedad

que la haze tomar brios

sobre su ser.

BELICA

Sea en buen hora;

loca soy por la locura

que en vuestra ignorancia mora.

SILERIO

¿Sabeis la buenaventura?

BELICA

La mala nunca se ignora

de la humilde que leuanta

su desseo a alteza tanta,

que sobrepuja a las nuues.

SILERIO

¿Pues por que tanto la subes?

BELICA

No es mucho; a mas se adelanta.

REY.

¡Donayre tienes!

BELICA

Y tanto,

que, fiada en mi donayre,

mis esperanças leuanto

sobre la region del ayre.

SILERIO

¡Risa causas!

REY.

Y aun espanto.

¡Vamos! ¡Mal aya quien tiene

quien sus gustos le detiene!

SILERIO

Por la reyna dize aquesto.

BELICA

No es bien el que viene presto,

si para partirse viene.

(Entrase el REY y SILERIO.)

PEDRO

Mira, Belica: yo atino

qu e en poner en ti mi amor

hare vn grande desatino,

y assi, me sera mejor

lleuar por otro camino

mis gustos. Voy, Maldonado,

a efetuar lo trazado,

para que la viuda estrecha

se vea vna copia hecha

del cuerno que està nombrado;

voyme a vestir de ermitaño,

con cuyo vestido honesto

dare fuerças a mi engaño.

MALDONADO

Ve donde sabes, que puesto

te dexé el vestido estraño.

(Entrase PEDRO.)

(Sale el ALGUAZIL, comissario de las danças.)

ALGUACIL

¿Quien es aqui Maldonado?

MALDONADO

Yo, mi señor.

ALGUACIL

Guardeos Dios.

BELICA

Alguazil y bien criado,

¡milagro! Nunca soys vos

de la aldea.

MALDONADO

Has acertado,

porque es de corte, sin duda.

ALGUACIL

Es menester que se acuda

con vna dança al palacio

del bosque.

MALDONADO

Dennos espacio.

ALGUACIL

Si haran: que el rey se muda

del monesterio do està,

de aqui a dos dias, a el.

MALDONADO

Como lo mandas se hara.

BELICA

¿Viene la reyna con el?

ALGUACIL

¿Quien lo duda? Si vendra.

BELICA

¿Y es todavia zelosa,

como suele, y rigurosa?

ALGUACIL

Dizen que si; no se nada.

BELICA

¿No la hazen confiada

el ser reyna y ser hermosa?

ALGUACIL

Turba el demasiado amor

a los sentidos mas altos,

de mas prendas y valor.

BELICA

A amor son los sobresaltos

muy anexos, y el temor.

ALGUACIL

Tan moça, ¿y esso sabeys?

Apostaré que teneys

el alma en su red embuelta.

Voyme, que he de dar la buelta

por aqui. No os descuydeys,

Maldonado, en que sea buena

la dança, porque no ay pueblo

que hazer la suya no ordena.

MALDONADO

Todo mi aprisco despueblo;

ella yra de galas llena.

(Entrase el ALGUAZIL.)

(Salen SILERIO, el criado del REY, y YNES, la gitana.)

SILERIO

¿Que, tan arisca es la moça?

YNES.

Eslo, señor, de manera,

que de no nada se altera,

y se enoja y alboroza;

cierta fantasia reyna

en ella, que nos enseña,

o que lo es, o que se sueña

que ha de ser princesa o reyna;

no puede ver a gitanos,

y vsa con ellos de estremos.

SILERIO

Pues agora le daremos

do pueda llenar las manos,

pues la quiere ver el rey

con amorosa intencion.

YNES.

En las leyes de aficion

no guarda ninguna ley.

Aunque quiça, como es alta

y subida en pensamientos,

hallará que a sus intentos

vn rey no podra hazer falta.

Yo, a lo menos, de mi parte

hare lo que me has mandado,

y le dare tu recado,

no mas de por contentarte.

SILERIO

Pudierase vsar la fuerça

antes aqui que no el ruego.

YNES.

Gusto con dessassossiego,

antes mengua que se esfuerça.

Mas lleuaremos la dança,

y hablaremonos despues:

que la escala de interes

hasta las nuues alcança.

SILERIO

Encomiendote otra cosa,

que importa mas a este efeto.

YNES.

¿Que encomiendas?

SILERIO

El secreto;

porque es la reyna zelosa,

y con la menor señal

que vea de su disgusto,

turbará del rey el gusto,

y a nosotros vendra mal.

YNES.

Vayase, que viene alli

nuestro conde.

SILERIO

Sea en buen hora,

y humillese essa señora;

yo hare lo que fuere en mi.

(Vase SILERIO.)

(Entran MALDONADO, y PEDRO, de ermitaño.)

PEDRO

Aunque yo pintara el caso,

no me saliera mejor.

MALDONADO

Brunelo, el grande embaydor,

ante ti retire el passo.

Con tan grande industria mides

lo que tu ingenio trabaja,

que te ha de dar la ventaja,

fraudador de los ardides.

Libre de deshonra y mengua

saldras en toda ocasion,

siendo en el pecho Sinon,

Demostenes en la lengua.

YNES.

Señor conde, el rey aguarda

nuestra dança aquesta tarde.

PEDRO

Haga, pues, Belica alarde

de mi rica y buena andança;

pulase y echese el resto

de la gala y hermosura.

YNES.

Quiza forjas su ventura,

famoso Pedro, en aquesto.

A ensayar la dança vamos,

y a vestirnos de tal modo,

que se admire el pueblo todo.

PEDRO

Bien dizes, y ya tardamos.

(Entranse todos.)

(Salen el REY y SILERIO.)

SILERIO

Digo, señor, que vendra

en la dança aora, aora.

REY.

Mi desseo se empeora,

passa de lo honesto ya;

mas me pide que pense,

y ya acuso la tardança,

pues la propinqua esperança

fatiga, y crece la fe.

A los ojos la hurtarás

de la reyna.

SILERIO

Hare tu gusto.

REY.

Diras cómo desto gusto,

y aun otras cosas diras

con que acuses mi desseo

alla en tu imaginacion.

SILERIO

Si amor guardara razon,

fuera aqueste deuaneo;

pero como no la guarda,

ni te culpo, ni desculpo.

REY.

Conozco el mal, y me culpo,

aunque con disculpa tarda

y floxa.

SILERIO

La reyna viene.

REY.

Mira que estes preuenido,

y tan sagaz y aduertido

como a mi gusto conuiene;

porque esta muger zelosa

tiene de linze los ojos.

SILERIO

Oy gozarás los despojos

de la gitana hermosa.

(Entra la REYNA.)

REYNA.

Señor, ¿sin mi? ¿Cómo es esto?

No se que diga, en verdad.

REY.

Alegra la soledad

deste fresco hermoso puesto.

R EYNA.

¿Y enfada mi compañia?

REY.

Esso no es bien que digays,

pues con ella leuantays

al cielo la suerte mia.

REYNA.

Qualquiera cosa me assombra

y enciende, y crece el desseo

si no os veo, o si no veo

de vuestro cuerpo la sombra;

y aunque esto es impertinencia,

si conoceys que el amor

me manda como señor,

con gusto tendreys paciencia.

SILERIO

Las danças vienen, señores,

que dellas el son se ofrece.

(Suena el tamboril.)

REY.

Veremoslas, si os parece,

entre estas rosas y flores:

que el sitio es acomodado,

espacioso y agradable.

REYNA.

Sea ansi.

(Entran CRESPO, el alcalde, y TARUGO, el regidor.)

ALCALDE

¿Que no le hable?

Teneyslo muy mal pensado.

Voto a tal, que he de quexarme

al rey de aquesta solencia.

TARUGO

Aqui està su reuerencia,

Crespo.

ALCALDE

¿Quereis engañarme?

¿Qual es?

REY.

Yo soy. ¿Que os han hecho,

buen hombre?

ALCALDE

No se que diga.

Han burlado mi fatiga,

y nuestra dança deshecho,

vuestros pages, que los vea

erguidos en Peraluillo.

Se sentillo, y no dezillo;

¿que mas mal quereys que sea?

Veynte y quatro donzellotes,

todos de tomo y de lomo,

venian. Yo no se cómo

no os da el rey dos mil açotes,

pages, que soys la canalla

mas mala que tiene el suelo.

Digo, pues, que, con mi zelo,

que es bueno el que en mi se halla,

aquestos tantos donzeles

juntè, como soy alcalde,

para seruiros de valde,

con barbas y cascaueles.

No quise traer donzellas,

por ser dança tan vsada,

sino vna cascauelada

de moços parientes dellas;

y apenas vieron sus trages,

al galan vso moderno,

quando todo el mismo infierno

se reuistio en vuestros pages,

y con trapajo y con lodo

tanta carga les han dado,

que queda desbaratado

el dançante esquadron todo.

Han sobajado al mejor

penuscon de dançadores

que en estos alrededores

vio principe ni señor.

REYNA.

Pues boluedlos a juntar,

que yo hare que el rey espere.

TARUGO

Aunque buelua el que quisiere,

no se podra rodear,

porque van todos molidos

como ciuera y alheña,

de moxicon, ripio y leña

largamente proueydos.

REYNA.

¿No traereys vno siquiera,

porque gustaré de velle?

TARUGO

Vere si puedo traelle.

ALCALDE

Aduertid que el rey espera,

Tarugo, y si no està Renco

tan malo como le vi,

traed, si es possible, aqui

a mi sobrino Mostrenco,

que en el echará de verse

quáles los otros serian.

¡O, quántos pages se crian

en corte para perderse!

Pense que por ser del rey,

y tan bien nacidos todos,

vsarian de otros modos

de mejor criança y ley;

pero quatro pupilages

de quatro Vniuersidades,

no encierran tantas ruyndades

como saben vuestros pages.

Las burlas que nos han hecho

descubren con sus ensayos

que traen cruzes en los sayos

y diablos dentro del pecho.

(Buelue TARUGO, y trae consigo a MOSTRENCO, tocado a papos, con vn tranzado que llegue hasta las orejas, saya de vayeta verde guarnecida de amarillo, corta a la rodilla, y sus polaynas con cascaueles, corpezuelo o camisa de pechos; y, aunque toque el tamboril, no se ha de mouer de vn lugar.) 

TARUGO

A Mostrenco traygo; helo,

Crespo.

ALCALDE

Pingarron, tocad;

que la buena magestad

en el verà nuestro zelo

(Toca.)

y nuestro ingenio lozano.

Meneate, majadero,

o hazte de rogar primero,

como musico o villano.

¡Hola! ¿A quien digo? Sobrino,

dança vn poco, ¡pese a mi!

TARUGO

El diablo nos truxo aqui,

segun que ya lo adiuino.

¡Yerguete, cuerpo del mundo!

(Ginchale.)

ALCALDE

¡O pages de Satanas!

REYNA

Ni le rogueys ni deys mas.

ALCALDE

Oy nos echas al profundo

con tu terquedad.

MOS.

No puedo

menearme, ¡por San Dios!

SILERIO

¡Que tierno donzel soys vos!

TARUGO

¿Que tienes?

MOS.

Quebrado vn dedo

del pie derecho.

REY.

Dexadle,

y a vuestro pueblo os bolued.

ALCALDE

Si es que me ha de hazer merced,

de Iunquillos soy alcalde;

y si castiga a sus pages,

otra dança le traeremos

que passe a todos estremos

en la inuencion y los trages.

(Entranse TARUGO, alcalde, y MOSTRENCO.)

REYNA.

El alcalde es estremado.

REY.

Y la dança bien vestida.

REYNA.

Bien platicada y reñida,

y el premio bien esperado.

SILERIO

Esta es la de las gitanas

que viene.

REYNA.

Pues suelen ser

muchas de buen parecer,

y de su trage galanas.

REY.

Que tiemble de vna gitana

vn rey, ¡que gran poquedad!

SILERIO

Verà vuestra magestad,

entre estas, vna galana

y hermosa sobremanera,

y sobremanera honesta.

REY.

¡Caro el mirarla me cuesta!

REYNA.

¿No llegan? ¿A que se espera?

(Entran los musicos, vestidos a lo gitano, INES y BELICA y otros dos muchachos de gitanos, y en vistir a todas, principalmente a BELICA, se ha de echar el resto; entra assimismo PEDRO, de gitano, y MALDONADO; han de traer ensayadas dos mudanças, y su tamboril.) 

PEDRO

Vuestros humildes gitanos,

magestades que Dios guarde,

hazemos vistoso alarde

de nuestros brios lozanos.

Quisieramos que esta dança

fuera toda de brocado;

mas el poder limitado

es muy poco lo que alcança.

Mas, con todo, mi Belilla,

con su donayre y sus ojos,

os quitará mil enojos,

dandoos gusto y marauilla.

¡Ea, gitanas de Dios,

començad, y sea en buen pie!

REYNA.

Bueno es el gitano, a fe.

MALDONADO

Yd delantera las dos.

PEDRO

¡Ea, Belica, flor de Abril;

Ines, bayladora ilustre,

que podeys dar fama y lustre

a esta dança y a otras mil!

(Baylan.)

¡Vaya el boladillo apriessa!

¡No os erreys; guardad compas!

¡Que desuayda que vas,

Francisquilla! ¡Ea, Ginesa!

MALDONADO

Largo y tendido el cruzado,

y tomen los braços buelo.

Si esta no es dança del cielo,

yo soy asno enalbardado.

PEDRO

¡Ea, pizpitas ligeras

y andarrios bulliciosos;

lleuad los braços ayrosos

y las personas enteras!

MALDONADO

El oydo en las guitarras,

y hazed de azogue los pies.

PEDRO

¡Por San! ¡Buenas van las tres!

MALDONADO

Y aun las quatro no van malas.

Pero Belica es estremo

de donayre, brio y gala.

PEDRO

Como no baylan en sala,

que tropiezen cuydo y temo.

(Cae BELICA junto al REY.)

¿No lo digo yo? Belilla

ha caydo junto al rey.

REY.

Que os alce yo es justa ley,

nueua octaua marauilla;

y entended que con la mano

os doy el alma tambien.

REYNA.

Ello se ha hecho muy bien;

andado ha el rey cortesano.

¡Bien su magestad lo allana,

y la postra por el suelo,

pues leuanta hasta su cielo

vna cayda gitana!

BELICA

Mostro en esto su grandeza,

pues casi fuera impiedad

que junto a su magestad

nadie estuuiera en baxeza;

y no se pudo ofender

su grandeza en esto en nada,

pues magestad confirmada

no puede desfallezer;

y, en cierta manera, creo

que cabe en la suerte mia

que me hagan cortesia

los reyes.

REYNA.

Ya yo lo veo.

¿Que esse priuilegio tiene

la hermosura?

REY.

Ea, señora,

no turbeys la justa aora,

porque alegra y entretiene.

REYNA.

Aprietanme el coraçon

essas palabras liuianas.

Lleuad aquestas gitanas

y ponedlas en prision:

que es la belleza tirana,

y a qualquier alma conquista,

y està su fuerça en ser vista.

REY.

¿Zelos te da vna gitana?

Cierto que es terrible cosa,

e insufrible de dezir.

REYNA.

Pudierase esso dezir,

a no ser esta hermosa,

y a (no) ser vuestra condicion

de rey; pero no es assi.

Lleuadmelas ya de ai.

SILERIO

¡Estraña resolucion!

YNES.

Señora, assi el pensamiento

zeloso no te fatigue,

ni hazer hazañas te obligue

que no lleuen fundamento.

Que a solas quieras oyrme

vn poco que te dire,

y en ello no intentarè

de tu prision eximirme.

REYNA.

A mi estancia las lleuad;

pero traedlas tras mi.

(Entranse la REYNA y las gitanas.)

REY.

Pocas vezes zelos vi

sin tocar en crueldad.

SILERIO

Vna sospecha me afana,

señor, por lo que aqui veo,

y es que di de tu desseo

noticia a aquella gitana

que a la reyna quiere hablar

en secreto, y es razon

temer que de tu intencion

larga cuenta querra dar.

REY.

En mi dolor tan aceruo,

no me queda que temer,

pues no puede negro ser

mas que sus alas el cueruo.

Venid, y daremos orden

como se tiemple en la reyna

la furia que en ella reyna,

la confusion y desorden.

(Entranse el REY y SILERIO.)

PEDRO

¡Bien auemos negociado,

gustando vos del oficio!

MALDONADO

Digo que pierdo el juyzio,

y estoy como enuelesado.

Belica presa, e Ines

con la reyna quiere hablar.

¡Mucho me da que pensar!

PEDRO

Y aun que temer.

MALDONADO

Assi es.

PEDRO

Yo, a lo menos, el sucesso

no pienso esperar del caso:

que a compas retiro el passo

del gitanesco progresso.

Vn bonete reuerendo

y el ecclesiastico braço

sacaran deste embaraço

mi persona, a lo que entiendo.

¡A Dios, Maldonado!

MALDONADO

Espera.

¿Que quieres hazer?

PEDRO

No nada;

la suerte tengo ya echada,

y tengo sangre ligera.

No me detendran aqui

con maromas y con sogas.

MALDONADO

En muy poca agua te ahogas.

Nunca pense tal de ti;

antes, pense que tenias

ánimo para esperar

vn exército.

PEDRO

Es hablar;

otras son las fuerças mias.

Aun no me has bien conocido;

pues entiende, Maldonado,

que ha de ser el hombre honrado

recatado, y no atreuido;

y es prudencia preuenir

el peligro. Queda en paz.

MALDONADO

Sin porque temes; mas haz

tu gusto.

PEDRO

Yo se dezir

que es razon que aqui se tema:

que las iras de los reyes

passan terminos y leyes,

como es su fuerça suprema.

MALDONADO

Si assi es, vamo nos luego,

que nos estara mejor.

MUSICOS

Todos tenemos temor,

Maldonado.

MALDONADO

No lo niego.

(Entranse todos.)

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