El labrador y la serpiente

Una serpiente se acercó arrastrándose adonde estaba el hijo de un labrador, y lo mató.

Sintió el labrador un dolor terrible y, cogiendo un hacha, se puso al acecho junto al nido de la serpiente, dispuesto a matarla tan pronto como saliera.

Asomó la serpiente la cabeza y el labrador abatió su hacha, pero falló el golpe, partiendo en dos a la vecina piedra.

Temiendo después la venganza de la serpiente, dispúsose a reconciliarse con ella; mas ésta repuso:

—Ni yo puedo alimentar hacia ti buenos sentimientos viendo el hachazo de la piedra, ni tú hacia mí contemplando la tumba de tu hijo.

Share on Twitter Share on Facebook