Hefesto: vv. 12 - 35

HEFESTO

Fuerza y Poder, vosotros ya cumplisteis

La voz de Zeus; pero no me atrevo

A encadenar en proceloso risco

A un dios de mi linaje. Dura fuerza

Es la necesidad; cumplirse debe

La voluntad del Padre. ¡Excelso hijo

De la divina Temis consejera!

A mi pesar, con lazo indisoluble,

Te sujeto a esta peña, nunca hollada

De humanas plantas, do ni forma veas

Ni voz escuches de mortal alguno,

Mas la llama del sol lenta te abrase

Y mude tu color. Cuando estrellada

La noche oculte el esplendor del día,

O el sol disipe el oriental rocío,

Siempre tu mal te aquejará presente.

Aún no nació quien libertarte pueda.

¡Tal premio por tu amor a los mortales!

¡Tú, siendo dios, las iras de los dioses,

Por honrar a los hombres, te atrajiste!

Injusto fue tu afán. Y por castigo

Este peñasco sostendrás enorme,

Estando en pie, sin que tus ojos cierre

El sueño, sin que doble tus rodillas

Larga fatiga, con lamento mucho

E inútil llanto; que de Zeus la cólera

Es dura de aplacar, y siempre recia

Es de nuevo señor la tiranía.

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