Cuadro segundo

Sala de don Perlimplín. En el centro hay una gran cama con dosel y penachos de plumas. En las paredes hay seis puertas. La primera de la derecha sirve de entrada y salida a don Perlimplín. Es la primera noche de casados.

(Marcolfa, con un candelabro, en la puerta primera de la izquierda.)

MARCOLFA. Buenas noches.

VOZ DE BELISA. Adiós, Marcolfa.

(Sale Perlimplín vestido magníficamente.)

MARCOLFA. Buena noche de boda tenga mi señor.

PERLINIPLÍN. Adiós, Marcolfa.

(Sale Marcolfa. Perlimplín se dirige de puntillas a la habitación de enfrente y mira desde la puerta.)

Belisa... con tantos encajes pareces una ola y me das el mismo miedo que de niño tuve al mar.

Desde que tú viniste de la iglesia está mi casa llena de rumores secretos y el agua se entibia ella sola en los vasos... ¡Ay!... Perlimplín... ¿dónde estás, Perlimplín? (Sale de puntillas.) (Aparece Belisa vestida con un gran traje de dormir lleno de encajes. Una cofia inmensa le cubre la cabeza y lanza una cascada de puntillas y entredoses hasta sus pies. Lleva el pelo suelto y los brazos desnudos.)

BELISA. La criada perfumó esta habitación con tomillo y no con menta como yo le indiqué...

(Va hacia el lecho.) Ni puso a la cama las finas ropas de hilo que tiene. Marcolfa... (En este momento suena una música suave de guitarras. Belisa cruza las manos sobre el pecho.) ¡Ay! El que me busque con ardor me encontrará. Mi sed no se apaga nunca, como nunca se apaga la sed de los mascarones que echan el agua en las fuen- tes. (Sigue la música.) ¡Ay qué música, Dios mío! ¡Qué música! Como el plumón caliente de los cisnes... ¡Ay! Pero, ¿soy yo?, ¿o es la música?

(Se echa sobre los hombros una gran capa de tercio-pelo rojo y pasea por la escena. Calla la música y se oyen cinco silbidos.)

BELISA. Son cinco.

(Aparece Perlimplín.)

PERLIMPLÍN. ¿Te molesto?

BELISA. ¿Cómo es posible?

PERLIMPLÍN. ¿Tienes sueño?

BELISA. (Irónica.) ¿Sueño?

PERLIMPLÍN. La noche se ha puesto un poco fría. (Se frota las manos.)

(Pausa.)

BELISA. (Decidida.) Perlimplín.

PERLIMPLÍN. (Temblando.) ¿Qué quieres?

BELISA. (Vaga.) Es un bonito nombre, Perlimplín.

PERLIMPLÍN. Más bonito es el tuyo, Belisa.

BELISA. (Riendo.) ¡Oh! ¡Gracias!

(Pausa corta.)

PERLIMPLÍN. Yo quería decirte una cosa.

BELISA. ¿Y es?

PERLIMPLÍN. He tardado en decidirme... Pero...

BELISA. Di.

PERLIMPLÍN. Belisa... ¡yo te amo!

BELISA. ¡Oh, caballerito!... es ésa tu obligación.

PERLIMPLÍN. ¿Sí?

BELISA. Sí.

PERLIMPLÍN. Pero ¿por qué sí?

BELISA. (Mimosa.) Pues porque sí.

PERLIMPLÍN. No.

BELISA. ¡Perlimplín...!

PERLIMPLÍN. No, Belisa. Antes de casarme

contigo yo no te quería.

BELISA. (Guasona.) ¿Qué dices?

PERLIMPLÍN. Me casé.. ¡por lo que fuera!, pero no te quería. Yo no había podido imagi- narme tu cuerpo hasta que lo vi por el ojo de la cerradura cuando te vestían de novia. Y entonces fue cuando sentí el amor, ¡entonces!, como un hondo corte de lanceta en mi garganta.

BELISA. (Intrigada.) Pero ¿y las otras mujeres?

PERLIMPLÍN. ¿Qué mujeres?

BELISA. Las que tú conociste antes.

PERLIMPLÍN. Pero ¿hay otras mujeres?

BELISA. (Levantándose.) ¡Me estás asombrando!

PERLIMPLÍN. El primer asombrado soy yo.

(Pausa. Se oyen los cinco silbidos.) ¿Qué es eso?

BELISA. El reloj.

PERLIMPLÍN. ¿Son las Cinco?

BELISA. Hora de dormir.

PERLIMPLÍN. ¿Me das permiso para quitarme la casaca?

BELISA. Desde luego (Bostezando.), maridito. Y apaga la luz si te place.

PERLIMPLÍN. (Apaga la luz. En voz baja.) Belisa.

BELISA. (En voz alta.) ¿Qué, hijito?

PERLIMPLÍN. (En voz baja.) He apagado lá luz.

BELISA. (Guasona.) Ya lo Veo.

PERLIMPLÍN. (En voz mucho más baja.) Belisa...

BELISA. (En voz más alta.) ¿Qué?, ¿encanto?

PERLIMPLÍN. ¡Te adoro!

(Dos Duendes saliendo por lados opuestos del esce-nario corren una cortina de tonos grises. Queda el teatro en penumbra, con dulce tono de sueño. Suenan flautas. Deben ser dos niños. Se sientan en la concha del apuntador cara al público.)

DUENDE 1.° ¿Cómo te va por lo oscurillo?

DUENDE 2.° Ni bien ni mal, compadrillo.

DUENDE 1.° Ya estamos.

DUENDE 2.° Y qué te parece. Siempre es bonito tapar las faltas ajenas.

DUENDE 1.° Y que luego el público se encarge de destaparlas.

DUENDE 2.° Porque si las cosas no se cubren

con toda clase de preocupaciónes...

DUENDE 1.° No se descubren nunca.

DUENDE 2.° Y sin este tapar y destapar...

DUENDE 1.° ¡Qué sería de las pobres gentes!

DUENDE 2.° (Mirando la cortina.) ¡Que no que-de ni una rendija!

DUENDE 1.° Que las rendijas de ahora son oscuridad mañana. (Ríen.)

DUENDE 2.° Cuando las cosas están claras...

DUENDE 1.° El hombre se figura que no tiene

necesidad de descubrirlas.

DUENDE 2.° Y se van a las cosas turbias para

descubrir en ellas secretos que ya sabía.

DUENDE 1.° Pero para eso estamos nosotros aquí. ¡Los duendes!

DUENDE 2.° ¿Tú conocías a Perlimplín?

DUENDE 1.° Desde niño.

DUENDE 2.° ¿Y a Belisa?

DUENDE 1.° Mucho. Su habitación exhalaba un perfume tan intenso, que una vez me quedé dormido y desperté entre las garras de sus gatos. (Ríen.)

DUENDE 2.° Este asunto estaba...

DUENDE 1.° ¡Clarísimo!

DUENDE 2.° Todo el mundo se lo imaginaba.

DUENDE 1.° Y el comentario huiría hacia medios más misteriosos.

DUENDE 2.° ¡Por eso! Que no se descorra to-

davía nuestra eficaz y socialísima pantalla.

DUENDE 1.° ¡No, que no se enteren!

DUENDE 2.° El alma de Perlimplín, chica y asustada como un patito recién nacido, se enri-quece y sublima en estos instantes...

(Ríen.)

DUENDE 1° El público está impaciente.

DUENDE 2.° Y tiene razón. ¿Vamos?

DUENDE 1.° Vamos. Ya siento un dulce fresquillo por mis espaldas.

DUENDE 2.° Cinco frías camelias de madrugada se han abierto en las paredes de la alcoba.

DUENDE 1.° Cinco balcones sobre la ciudad.

(Se levantan y se echan unas grandes capuchas azu-les.)

DUENDE 2.° Don Perlimplín. ¿Te hacemos un mal o un bien?

DUENDE 1.Ůn bien. . porque no es justo poner ante las miradas del público el infortunio de un hombre bueno.

DUENDE 2.° Es verdad, compadrillo: que no es

lo mismo decir «yo he visto» que «se dice».

DUENDE 1.° Mañana lo sabrá toda la gente.

DUENDE 2.° Y es lo que deseamos.

DUENDE 1.° Comentario quiere decir mundo.

DUENDE 2.° Chist..

(Empiezan a sonar las flautas.)

DUENDE L° Ch1St...

DUENDE 2.° ¿Vámonos por el oscurillo ?

DUENDE 1.° Vámonos ya, compadrillo.

DUENDE 2.° ¿Yá?

DUENDE 1.° ¡Ya!

(Corren la cortina. Aparece don Perlimplín en la cama [con unos grandes cuernos de ciervo en la cabeza]. Belisa a su lado. Los cinco balcones del fondo están abiertos de par en par. Por ellos entra la luz Blanca de la madrugada.)

PERLIMPLÍN. (Despertando.) Belisa, Belisa. ¡Contesta!

BELISA. (Fingiendo que despierta.) Perlimplinito. ¿Qué quieres?

PERLIMPLÍN. ¡Dime pronto!

BELISA. ¿Qué te voy a decir? ¡Yo quedé dormida mucho antes que tú!

PERLIMPLÍN. (Se echa de la cama. Va vestido con casaca.) ¿Por qué están los balcones abiertos?

BELISA. Porque esta noche ha corrido el aire como nunca.

PERLIMPLÍN. ¿Por qué tienen los balcones cinco escalas que llegan al suelo?

BELISA. Porque así es la costumbre en el país de mi madre.

PERLIMPLÍN. Y ¿de quiénes son aquellos cinco sombreros que veo debajo de los balcones?

BELISA. (Saltando de la cama en espléndida toilet-te.) De los borrachitos que van y vienen, Per- limplinillo, ¡amor!

PERLIMPLÍN. (Mirándola y quedándose emboba-do.) ¡Belisa! ¡Belisa! ¿Y por qué no? Todo lo ex-plicas bien. Estoy conforme. ¿Por qué no ha de ser así?

BELISA. (Mimosa.) No soy mentirosilla.

PERLIMPLÍN. Y yo cada minuto te quiero más.

BELISA. Así me gusta.

PERLIMPLÍN. ¡Por primera vez en mi vida estoy contento! (Se acerca y la abraza, pero en ese instante se retira bruscamente de ella.) Belisa.

¿Quién te ha besado? ¡No mientas, que lo sé!

BELISA. (Cogiéndose el pelo y echándolo por delante.) ¡Ya lo creo que lo sabes! ¡Qué maridito tan bromista tengo! (En voz baja.) ¡Tú! ¡Tú me has besado!

PERLIMPLÍN. ¡Sí! Yo te he besado. . ¿pero y si te hubiese besado alguien más...? Si te hubiese besado alguien más... ¿tú me quieres?

BELISA. (Levantando un brazo desnudo.) Sí, Perlimplín chiquitito.

PERLIMPLÍN. Entonces... ¿qué me importa?...

(Se dirige a ella y la abraza.) ¿Eres Belisa?...

BELISA. (Mimosa y en voz baja.) ¡Sí!, ¡sí!, ¡sí!, ¡sí!

PERLIMPLÍN. ¡Casi me parece un sueño!

BELISA. (Reaccionando.) Mira, Perlimplín, cierra los balcones, que antes de nada se levantará la gente...

PERLIMPLÍN. ¿Para qué? Como los dos hemos dormido lo bastante veremos el amanecer... ¿No te gusta?

BELISA. Sí, pero... (Se sienta en la cama.) PERLIMPLÍN. Nunca había visto la salida del sol... (Belisa, rendida, cae sobre las almohadas.) Es un espectáculo que... parece mentira... ¡me conmueve!... ¿Y a ti?, ¿no te gusta? (Se dirige hacia el lecho.) Belisa, ¿estás dormida?

BELISA. (Entre sueños.) Sí.

(Perlimplín, de puntillas, la cubre con un manto.

Una luz intensa y dorada entra por los balcones.

Bandadas de pájaros de papel los cruzan entre el sonido de las campanas matinales.

Perlimplín se ha sentado al borde de la cama.)

PERLIMPLÍN.

Amor, amor que estoy herido. Herido de amor huido, herido, muerto de amor. Decid a todos que ha sido el ruiseñor. Bisturí de cuatro filos, garganta rota y olvido. Cógeme la mano, amor, que vengo muy mal herido, herido de amor huido, ¡herido! ¡Muerto de amor!

Telón

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