Escena I

Curianita Santa y Curianita

Vienen por la derecha dos Curianitas Campesinas que viven al pie de unas setas. Son muy viejas. Una de ellas tiene fama de santa en los alrededores.

CURIANITA SANTA.— ¡Qué gran disgusto traigo, comadre, qué disgusto!
¿Visteis a Curianito recitar en el prado?

CURIANITA I.— Yo le vi columpiarse sobre un hilo de araña.
Cantaba triste, triste. Estaría soñando.
Él no piensa ganarse la vida honradamente.

CURIANITA SANTA.— Es muy bueno y muy dulce. ¡Un gran poeta!

CURIANITA I.— ¡Un vago!
Sobre un hilo de araña nadie vive.

CURIANITA SANTA.— ¡Comadre,
no critiquéis a nadie, dijo el Gran Cucaracho!

(La otra Curiana inclina sus antenas.)

«Meditad, con la hierba que nace, vuestras vidas
Y sufrid en vosotras los defectos extraños.
Valen más en mi reino los que cantan y juegan
Que aquellos que se pasan la vida trabajando…
Que habéis de ser la tierra y habéis de ser el agua,
Pétalo en los rosales y corteza en el árbol.»

CURIANITA I.— ¿Es que el Gran Cucaracho no comía madre?

(Con sorna)

Pues decidle a un hambriento esas frases.

CURIANITA SANTA.— ¡Callaos!
El hambre es un demonio con antenas de fuego
A quien hay que alejar…

CURIANITA I.— ¿Comiendo, eh?

CURIANITA SANTA.— Orando

CURIANITA I.— Dejadme en paz, comadre. Sois muy santa y muy sabia,
Pero para esta vida no habló San Cucaracho…
Si Curianito el Nene no trabaja y se aplica,
Se morirá de hambre, tan listo y tan pintado.
¡Si yo fuera su madre, lo cogía…!

CURIANITA SANTA.— Amiga,
Que un amor imposible era su último canto
Y hablaba de unas alas de mariposa herida,
Más digna del rocío que la carne del nardo.

CURIANITA I.— ¡Es terrible esta plaga de gente perezosa!

CURIANITA SANTA.— ¡Tened misericordia del lindo enamorado…!
«Sufrid sobre vosotras las heridas extrañas,
los dolores ajenos», dijo San Cucaracho.

CURIANITA I.— ¡Pero a mí qué me importa tanta y tanta tontuna!
Y de una mariposa, ¿por qué se ha enamorado?
¿No sabe que con ella no podrá desposarse?

CURIANITA SANTA.— ¡Que ha de ser negro lodo sobre la nieve acaso!,
Cuando llega tan blanca de donde no se sabe.

CURIANITA I.— (Enérgica.)
Cae de las azucenas.

CURIANITA SANTA.— (Severa)Comadre, no afirmarlo.

CURIANITA I.— En fin, ¡que el Curianito está loco!

CURIANITA SANTA.— ¡Tan bueno!
Estaré en oración porque tenga descanso.
Su cantar me recuerda mi amor de juventud.

CURIANITA I.— (Muy refunfuñona.)
¡Vamos a la casita, que es ya de noche!

CURIANITA SANTA.— (Muy triste.)
¡Vamos!

(Vanse las dos por la derecha, penetrando entre las yedra donde tienen las cuevas. Es ya la noche cerrada, y cae el primer rayo de luna sobre el bosque de margaritas. El agua del manantial tiembla con una ternura lejana.)

Share on Twitter Share on Facebook