Escena VII

Mariposa, Curianito el Nene, Curianas Guardianas y Curiana Nigromántica.

CURIANITO.— (Acercándose a la Mariposa.)
¿Duerme la casta reina de este prado?
¿La que el rocío cuaja?
¿La que sabe el secreto de la hierba
Y el canto de las aguas?

(La Mariposa no contesta y danza.)
¿No contestas? ¿Acaso no has oído
Mi voz apasionada?
(La Mariposa hace como que quisiese volar.)
¿Quieres volar? Hay mucha sombra encima
Y tienes rota un ala.
Con besos curaré yo tus heridas
Si conmigo te casas.
Y un ruiseñor inmenso que es mi amigo
Nos llevará volando en la mañana.
No insistas en volar. Es noche. Mira
Cuánta sombra en las ramas
Y la sombra es el peso que nos duerme:
Es muy sutil y aplasta.
(La mariposa cae al suelo)
Sin ti mi corazón se está secando.
(Curianito se acerca)
Escucha mis palabras.
No pienses en volar hacia los montes
Y quédate en mi casa.
Yo cazaré, para que te diviertas,
Una buena cigarra
Que arrullará tus sueños por las noches
Y por las alboradas.
Te traeré piedrecitas de la fuente,
(La Curianita Guardiana va entre los troncos de las margaritas para oír mejor.)
Hormiguitas enanas
Y beberás las gotas de rocío
En mis labios que abrasan.
¿Qué he visto en tus antenas?
¡Mariposa! ¡Espejo de las hadas!
Que eres como una flor del otro mundo
O la espuma del agua.
(Curianito está abrazado a la Mariposa. Ésta se le entrega inconscientemente)
Tienes el cuerpo frío. Ven conmigo,
Que es mi cueva templada
Y desde allí verás el prado verde
Perderse en la distancia.
(La Mariposa se aparta bruscamente y danza.)
¿No tienes corazón? ¿No te ha quemado
La luz de mis palabras?
¿Entonces a quién cuento mis pesares?
¡Oh Amapola encantada!
¡La madre del rocío de mi prado!
¿Por qué si tiene el agua
Fresca sombra en estío y la tiniebla
De la noche se aclara
Con los ojos sin fin de las estrellas
No tiene amor mi alma?
¿Quién me puso estos ojos que no quiero
Y estas manos que tratan
De prender un amor que no comprendo?
¡Y con mi vida acaba!
¿Quién me pierde entre sombras?
¿Quién me manda sufrir sin tener alas?

CURIANA GUARDIANA.— ¡Ah! ¿Por qué gritas tanto, Curianito?
¡Está loco!

CURIANA NIGROMÁNTICA.— ¿Qué pasa?
[...]

(Por el fondo de la escena aparecen Gusanos de luz y unas Curianas que cogen el pétalo de rosa que guarda a Curianito y se lo llevan lentamente con gran ceremonia y solemnidad. Queda la escena sola. Todo está iluminado fantásticamente de rosa. La marcha fúnebre se va alejando poco a poco.)


Fin de la comedieta

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