Escena XII

La luz se va marchando. El Zapatero sale con una gran capa y un bulto de ropa en la mano.

ZAPATERO. ¡O soy otro hombre o no me conozco! ¡Ay, casita mía! ¡Ay, banquillo mío! Ce- rote, clavos, pieles de becerro... Bueno. (Se dirige hacia la puerta y retrocede, pues se topa con dos Beatas en el mismo quicio.)

BEATA 1ª Descansando, ¿verdad?

BEATA 2ª ¡Hace usted bien en descansar!

ZAPATERO. (Con mal humor.) ¡Buenas noches!

BEATA 1ª A descansar, maestro.

BEATA 2ª ¡A descansar, a descansar! (Se van.)

ZAPATERO. Sí, descansando... ¡Pues no estaban mirando por el ojo de la llave! ¡Brujas, sayonas! ¡Cuidado con el retintín con que me lo han dicho! Claro.. si en todo el pueblo no se hablará de otra cosa: ¡que si yo, que si ella, que si los mozos! ¡Ay! ¡Mal rayo parta a mi hermana que en paz descanse! ¡Pero primero solo que señalado por el dedo de los demás! (Sale rápidamente y deja la puerta abierta. Por la izquierda aparece la Zapatera.)

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