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De los demás reyes del catálogo decían que, no habiendo dejado monumento alguno, ninguna gloria ni esplendor quedaba de ellos en la posteridad, si se exceptúa el último, llamado Meris, pues éste hizo muchas obras públicas, edificando en el templo de Vulcano los propileos o pórticos que miran al viento Bóreas, mandando excavar una grandísima laguna cuyos estadios de circunferencia, referiré más abajo, y levantando en ella unas pirámides, de cuya magnitud daré razón al hablar de la laguna. Tantos fueron los monumentos que a Meris se deben, cuando ni uno solo dejaron los demás.

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