CVIII

Restituido Sesostris al Egipto y vengada desde luego la alevosía de su hermano, sirvióse de la tropa de prisioneros que consigo llevaba en bien público del estado, pues ellos fueron los que en aquel reinado arrastraron al templo de Vulcano los mármoles que en él hay de una grandeza descomunal; ellos los empleados por fuerza en abrir los fosos y canales que al presente cruzan el Egipto, haciendo a su pesar que aquel país, antes llano, abierto como un coso a la caballería y a las ruedas de los carros, dejase de serlo en adelante; pues, en efecto, desde aquella sazón, aunque sea el Egipto una gran llanura, con los canales que en él se abrieron, muchos en número vueltos y revueltos hacia todas partes, se hizo impracticable a la caballería e intransitable a las ruedas. El objeto que tuvo aquel monarca cortando con tantos canales el terreno, fue proveer de agua saludable a sus vasallos, pues veía que cuantos egipcios habitaban tierra adentro apartados de las orillas del río, hallándose faltos de agua corriente al retirar el Nilo su avenida, acudían por necesidad a la de los pozos, bebida harto gruesa y pesada.

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