CXLI

Después de la muerte del ciego decían que reinó un sacerdote de Vulcano, por nombre Seton. Este rey sacrificador, contra toda sabia política, en nada contaba con la gente de armas de su reino, como si nunca hubiera de necesitarlos; y no contento todavía con los desaires que los hacía de continuo, añadió la injuria de privarlos del goce de ciertas yugadas de tierra que les habían reservado los reyes anteriores, dando doce de ellas a cada soldado. De ahí resultó que, habiendo invadido el Egipto Sanacaribo, rey de los árabes y de los asirios, con un grueso ejército, los guerreros del país no quisieron tomar las armas en defensa de Seton. Viéndose el sacerdote rey en tan apurado trance, entró en el templo de Vulcano, y allí a los pies de su ídolo plañía y lamentaba la desventura que iba ya a descargar sobre su cabeza. En medio de sollozos y suspiros sorprendióle el sueño, según dicen, y mientras dormía se le apareció su dios, quien le animó, asegurándole que si salía a recibir el ejército de los árabes, con sus tropas voluntarias, ningún mal le sucedería; que el mismo dios se encargaba de la defensa, y cuidaría de enviarle socorro. Confiado en su sueño, anímase el sacerdote a juntar un ejército con los egipcios que de buen grado quisieran seguirle, y se atrinchera con ellos en Pelusio, que es la puerta del Egipto. Ni un solo guerrero de profesión se contaba en las tropas que se le juntaron, siendo sus soldados todos mercaderes, artesanos y regatones vendedores. ¡Cosa singular! después que llegaron a Pelusio, sucedió que los ratones agrestes, derramados por el vecino campo de los enemigos, comieron de noche las aljabas, comieron los nervios de los arcos, y finalmente, las mismas correas que servían de asas en los escudos. Venido el día, hállanse desarmados los invasores, entréganse a la fuga y perecen en gran número. Al presente se ve todavía en el templo de Vulcano la estatua de mármol de este rey con un ratón en la mano, y en ella se lee la inscripción siguiente: «Mírame, hombre, y aprende de mí a ser religioso.»

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