Contentos los egipcios con su música y canciones patrias, no admiten ni adoptan ninguna de las extranjeras. Entre muchos himnos y canciones nacionales, a cual más lindas lo es con preferencia cierta cantinela, usada también en Fenicia, en Chipre y en varios países, y aunque en cada uno de ellos lleva su nombre particular, es no sólo parecida, sino igual exactamente a la que cantan los griegos con el nombre de Lino. Y entre tantas cosas que no acabo de admirar entre los egipcios, no es lo que menos ha excitado mi curiosidad el saber de dónde les procedía aquel cántico, al cual son tan aficionados que siempre se oye en sus labios, y al que en vez de Lino llaman Maneros en egipcio. Así dicen se llamaba el hijo único del primer rey de Egipto, muerto el cual en la flor de su edad, quisieron los egipcios conservar la memoria del infeliz príncipe, y honrar al difunto con aquellas fúnebres endechas que fueron la primera y única canción del país.