XLIII

Este Hércules oía yo a los egipcios contarlo por uno de sus doce dioses, pero no pude adquirir noticia alguna en el país de aquel otro Hércules que conocen los griegos. Entre varias pruebas que me conducen a creer que no deben los egipcios a los griegos el nombre de aquel dios, sino que los griegos lo tomaron de los egipcios, en especial los que designan con él al hijo de Anfitrión, no es la menor, el que Anfitrión y Alcmena, padres del Hércules griego, traían su origen del Egipto, y el que confiesen los egipcios que ni aun oyeron los nombres de Posideon o de Dioscuros; tan lejos están de colocarlos en el catálogo de sus dioses. Y si algún Dios hubieran tomado los egipcios de los griegos, fueran ciertamente los que he nombrado, de quienes con mayor razón se conservara la memoria; porque en aquella época traficaban ya los griegos por el mar, y algunos habría, según creo sin duda, patrones y dueños de sus navíos; y muy natural parece que de su boca oyeran antes los egipcios el nombre de sus dioses náuticos que el de Hércules, campeón protector de la tierra. Declárese, pues, la verdad, y sea Hércules tenido, como lo es, por dios antiquísimo del Egipto; pues si hemos de oír a aquellos naturales, desde la época en que los ocho dioses engendraron a los otros doce, entre los cuales cuentan a Hércules, hasta el reinado de Amasis, han transcurrido no menos de 17.000 años.

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