Hay en el Asia, pues tiempo es de volver a ella, cierta llanura cerrada en un cerco formado por un monte que se extiende alrededor de ella, teniendo cinco quebradas. Esta llanura, estando situada en los confines de los Cerasmios, de los Hircanios, de los Partos, de los Sarasgas y de los Tamaneos, pertenecía antes a los primeros; pero después que el imperio pasó a los persas, pasó ella a ser un señorío o patrimonio de la corona. Del monte que rodea dicha llanura nace un gran río, por nombre Aces, que conducido hacia las quebradas, y sangrado por ellas con canales, iba antes regando las referidas tierras, derivando su acequia cada cual de aquellos pueblos por su respectiva quebrada. Mas después que estas naciones pasaron al dominio de los persas, se les hizo en este punto un notable perjuicio, por haber mandado el rey que en dichas quebradas se levantasen otras tantas presas con sus compuertas; de lo cual necesariamente provino que, cerrado todo desaguadero, no pudiendo el río tener salida, se difundiera por la llanura y la convirtiera en un mar. Los pueblos circunvecinos, que solían antes aprovecharse del río sangrado, no pudiendo ya valerse de su agua, viéronse muy pronto en la mayor calamidad, pues aunque llueve allí en invierno como suele en otras partes, echaban menos en verano aquella agua del río para ir regando sus sementeras ordinarias de panizo y de ajonjolí. Viendo, pues, aquellos que nada de agua se les concedía y así hombres como mujeres fueron de tropel a la corte de los persas, y fijos allí todos a las puertas de palacio, llenaban el aire hasta el cielo de gritos y lamentos. Con esto el rey mandó que para aquel pueblo que mayor necesidad tenía del agua, se les abriera la compuerta de su propia presa, y que se volviera a cerrar después de bien regada la comarca y harta ya de beber; y así por turno y conforme la mayor necesidad fueran abriéndose las compuertas de las acequias respectivas. Este, según oigo y creo muy bien, fue uno de los arbitrios para las arcas reales, cobrando, además del tributo ya tasado, no pequeños derechos en la repartición de aquellas aguas.