Dicen algunos sobre el particular, que no llegaron a Egipto los samios enviados y vendidos por Polícrates, sino que estando ya de viaje en las aguas del mar Caspio acordaron no pasar adelante en una reunión que entre sí tuvieron, recelosos de la mala fe del tirano. Cuentan otros que llegados ya al Egipto, observando que allí se les ponían guardias, huyeron secretamente, y que de vuelta a Samos, Polícrates, saliéndoles a recibir con sus naves, les presentó la batalla, en la cual, quedando victoriosos los que volvían del Egipto, llegaron a desembarcar en su isla, de donde se vieron obligados a navegar hacia Lacedemonia; vencidos por tierra en una segunda batalla. Verdad es que no falta quien diga que también por tierra salieron vencedores de Polícrates en el segundo combate los samios recién vueltos del Egipto; pero no me parece probable, cualquiera que sea quien lo afirme. Pues si así hubiera sucedido, ¿que necesidad tuvieran los restituidos a Samos de llamar en su ayuda a los lacedemonios, siendo por sí bastantes para hacer frente y derrotar a Polícrates? Y por otra parte, ¿qué razón persuade que por un puñado de gente recién vuelta de su viaje pudiera ser vencido en campo de batalla un tirano que además de la mucha tropa asalariada para su defensa tenía gran número de flecheros por guardias de su casa y persona? tanto más, cuanto al tiempo de darse la batalla, sábese que Polícrates tenia encerrados en el arsenal a los hijos y mujeres de los demás samios fieles, estando todo a punto para pegar fuego al arsenal y abrasar vivas todas aquellas víctimas en él encerradas, caso de que sus samios se pasaran a las filas y al partido de los que volvían de la expedición de Egipto.