Apenas llegaron de Elefantina los Ictiófagos, los hizo partir Cambises para Etiopía, bien informados de la embajada que debían de dar, y encargados de los presentes que debían hacer, que consistían en un vestido de púrpura, en un collar de oro, unos brazaletes, un bote de alabastro lleno de ungüento, y una pipa de vino fenicio. En cuanto a los etíopes a quienes Cambises enviaba dicha embajada, la fama que de ellos corre nos los pinta como los hombres más altos y gallardos del orbe, cuyos usos y leyes son muy distintos de los de las demás naciones, en especial la que mira propiamente a la corona, conforme a la cual juzgan que el más alto de talla entre todos y el que reúna el valor a su estatura debe ser el elegido por rey.