CLVIII

Seis años enteros estuvieron en este paraje, pero llegado el sétimo, los mismos Libios lograron de ellos que lo desamparasen, prometiendo trasportarles a otro sitio mejor; y en efecto, los condujeron hacia Poniente a una región la más bella del universo. Pero a fin de que los griegos no atinasen dónde venía a caer el nuevo establecimiento los llevaron allá de noche, no fuese que viajando de día midiesen por las horas el sitio y la distancia. El nombre del país adonde fueron es el de Irasa. Habiéndoles, pues, llevado a una fuente que se dice ser de Apolo: —«Amigos griegos, les dijeron, aquí sí que estaréis bien; este lugar es un encanto; aquí vienen a caer las mismas cataratas del cielo.»

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