En vez de Arcesilao entró a reinar su hijo Bato, que era cojo y de pies contrahechos. Por razón del destrozo padecido en la guerra, los Cireneos destinaron unos diputados a Delfos para saber del oráculo de qué medio se podrían valer para poner su ciudad en mejor estado. Mandóles la Pitia que tomasen en Mantinea de la Arcadia un reformador, para cuyo empleo, a petición de los Cireneos, fue nombrado por los de Mantinea, Demonacte, el hombre de mayor crédito que había en la ciudad. Habiendo después partido el nuevo visitador a Cirene, e informándose puntualmente de todo, hizo en ella dos innovaciones: la una fue distribuir en tres partidos a sus vecinos, señalando para el uno a los Tereos con los pueblos fronterizos; para el otro a los peloponesios con los Cretenses; para el tercero a todos los demás Isleños: la segunda fue pasar todos los derechos y regalías que habían tenido antes los reyes al cuerpo de la república, dejando al rey Bato la prerrogativa del sacerdocio y la inspección de los templos con sus ingresos.