CLXXXV

Hasta dichos Atlantes llegan mis noticias para poder dar los nombres de las naciones que viven en la cordillera de sal; pero de allí no pasan, si bien se extiende la loma hasta las columnas de Hércules, y aun más allá. Hay en esta cordillera cierta mina de sal tan dilatada, que tiene diez días de camino; y en aquel espacio viven unos hombres cuyas casas son hechas generalmente de grupos o piedras de sal. Ni hay que admirarlo, pues por aquella parte de la Libia no llueve jamás; que si lloviera, no pudieran resistir aquellas paredes salinas. De aquellas minas sácase sal, así de color blanco como de color encarnado. Más allá de la referida loma, para quien va hacia el Noto tierra adentro de la Libia, el país es un desierto, un erial sin agua, un páramo sin fiera viviente, sin lluvia del cielo, sin árbol ninguno, sin humedad ni jugo.

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