CX

Llega a oídos de Amestris que su manto paraba en, poder de la otra; infórmase de lo que había pasado, y convierte su odio y encono no contra la joven Artainta, sino contra su madre, persuadiéndose de que la culpa estaba en la madre encubridora y autora de lo que hacía la hija; y deseosa de vengarse, comienza a maquinar la muerte a la esposa de Masistes. A este fin espera a que llegue el solemne día en que el rey, su marido, debía dar un convite regio, que una vez al año acostumbraba a celebrarse en el día de cumpleaños del monarca, día en que éste se adorna y corona la cabeza y hace regalos a los persas. En idioma persa llámase este convite Ticta, y en griego la corresponde Teleya, convite perfecto o grande. Llegado, pues, el día de cumpleaños, pidió Amestris a Jerjes una gracia, y fue que le entregase la mujer de Masistes a toda su voluntad y discreción. Llevó Jerjes a mal una petición tan malvada e indecorosa, parte por ver que se le pedía la mujer de su mismo hermano, parte por saber cuán inocente estaba ella en aquel asunto, comprendiendo muy bien el motivo del resentimiento por el cual Amestris se la pedía.

Share on Twitter Share on Facebook