CXIV

Volviendo a los griegos, emprendieron, luego de concluida la jornada de Micale, la navegación al Helesponto, en la que a causa de los vientos contrarios les fue preciso dar fondo en las cercanías de Lecto. De aquí pasaron a Ábidos, donde hallaron sueltas ya las barcas que todavía flotaban trabadas en forma de puente, razón por la cual habían dirigido su rumbo al Helesponto. Allí en sus consejos de guerra Leotiquides con sus peloponesios opinaba por su vuelta hacia la Grecia; pero el comandante Jantipo con los atenienses era de parecer que, permaneciendo allí, invadieran el Quersoneso. Paró la disidencia en que los del Peloponeso se hicieran a la vela para su tierra, y los atenienses, pasando de Ábidos al Quersoneso, pusieron sitio a la plaza de Sesto.

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