El motivo que para pasar a Salamina tuvieron entonces los de Atenas fue el siguiente: Todo el tiempo que vivían con la esperanza de que en su asistencia y socorro había de venirles un cuerpo de tropas del Peloponeso, estuviéronse firmes y constantes en no desamparar el Ática. Mas después que vieron que los peloponesios, dando treguas al tiempo, dilataban sobrado su venida, y oyendo ya decir que se hallaba el bárbaro marchando por la Beocia, les obligó su misma posición a que, llevando primero a Salamina cuanto tenían, pasasen ellos mismos a dicha isla. Desde allí enviaron a Lacedemonia unos embajadores con tres encargos; el primero de dar quejas a los Lacedomonios por la indiferencia con que miraban la invasión del Ática por el bárbaro, no habiendo querido en compañía suya salirle al encuentro hasta la Beocia; el segundo de recordarles cuán ventajoso partido les había a ellos ofrecido el persa a trueque de atraerles a su liga y amistad; el tercero de prevenirles que los atenienses al fin, si no se les socorría; hallarían algún modo como salir del ahogo en que se veían.