CXI

Al tocarle empero su legítimo turno, formó para la batalla las tropas atenienses del siguiente modo: en el ala derecha mandaba Calímaco el Polemarco, pues es costumbre entre los atenienses que su Polemarco dirija esta ala; tras aquel jefe seguían las filas (o tribus), según el orden con que vienen numeradas; y los últimos de todos eran los platenses, colocados en el lado izquierdo. De esta batalla se originó que siempre que los atenienses ofrecen en sus panegires (o juntas generales) los sacrificios que se celebran en cada Pentetérida (o quinquenio), el pregonero ateniense pida a los dioses la prosperidad para los atenienses y juntamente para los de Platea. Ordenados así en Maratón los escuadrones de Atenas, resultaba que constando de pocas líneas, el centro de estos, a fin de igualar la frente de los medos con la de los atenienses, quedaba débil, mientras las dos alas tenían muchos de fondo.

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