Por entonces quedó así el negocio; pero muchísimos años después, cuando el Quersoneso del Helesponto vino a ser de los atenienses, Milcíades, hijo de Cimon, salido de Eleunte, ciudad del Quersoneso, con los vientos etesios, púsose en Lemnos e intimó a los pelasgos que dejasen la isla, haciéndoles memoria del oráculo, que ellos estaban lejos de creer que pudiese jamás cumplírseles. Obedecieron entonces los de Efestia; pero los de Mirina, que no conocían en qué el Quersoneso fuese lo mismo que el Ática, hicieron resistencia, hasta tanto que, viéndose sitiados se entregaron. Este fue el artificio con que los atenienses por medio de Milcíades se apoderaron de Lemnos.