Volviéndose Datis al Asia con toda su armada, cuando estaba ya en Micono tuvo entre sueños una visión, la que no se dice cuál fuese, si bien el efecto de ella fue que apenas amaneció hiciese registrar todas sus naves, y habiendo hallado en una de los fenicios una estatua dorada de Apolo, preguntó de dónde había sido robado, y noticioso del templo de donde procedía, fuese a Delos en persona con su capitana. Ya entonces los Delos se habían, restituido a su isla. Depositó Datis dicha estatua en aquel templo, y encargó a los Delios que volviesen aquel ídolo a Delio, lugar de los tebanos que cae en la playa enfrente de Cálcide. Dada la orden, volvióse Datis en su nave; pero los Delios no restituyeron la estatua, la cual 20 años después fueron a recobrar los tebanos, avisados por un oráculo, y la volvieron a Delio.