CXXXVIII

Después que habitaban ya en Lemnos los mismos pelasgos, llevados del deseo de venganza contra los de Atenas y bien prácticos e impuestos en qué días caían las fiestas de los atenienses, recogidas sus fallucas pasaren al continente y armaron una emboscada en Braunon, donde solían las mujeres atenienses celebrar una fiesta a Diana. Habiendo aprovechado el lance, y robadas muchas de ellas, embarcáronlas consigo para Lemnos y las tuvieron allí por concubinas. viéndose ya con muchos hijos estas mujeres, íbanles enseñando la lengua ática y les daban una educación propia de atenienses, de donde nacía que los niños se desdeñaban de juntarse con los hijos de los pelasgos, y si veían que uno de ellos era maltratado de alguno de los otros niños, acudían todos a su defensa y se socorrían mutuamente. Llegó la cosa a tal punto, que los niños de las Áticas pretendían dominar sobre los otros; y en efecto, su partido era el que más podía. Viendo los pelasgos lo que pasaba, entraron en cuenta consigo, y consultando entre sí, parecióles ser el caso de mucho peso y consideración. Si estos niños, decían, tienen ya la advertencia de ayudarse contra los hijos de las matronas de primer orden y aun pretenden ser ya los señores que manden, ¿qué no harán salidos de la menor edad? Parecióles con esto que convenía dar muerte a los hijos de las mujeres áticas; y no contentos con esta barbarie, añadieron después la de matar a sus madres. De este hecho inhumano, como también de aquel otro anterior cuando las mujeres quitaron la vida a sus maridos juntamente con Toante, se originó el llamar por toda la Grecia maldades lemnias a cualquiera maldad enorme.

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