Los bárbaros partidos de Delos iban acometiendo las islas circunvecinas, a cuya gente de guerra obligaban a seguir su armada, tomando al mismo tiempo en rehenes a los hijos de aquellos isleños. Continuando su curso, aportaron los persas a la ciudad de Caristo, donde viendo que los caristios no querían dar rehenes y que se resistían a tomar las armas contra las ciudades sus vecinas, designando con este nombre a la de Eretria y la de Atenas, puesto sitio a la plaza y talando al mismo tiempo la campiña, obligáronles por fin a declararse por su partido.