Perseguidas por el enemigo algunas naves de su escuadra, que por destrozadas no se hallaban en estado de huir, tomaron la derrota hacia Micale; allí, varando en la playa y dejando en ella las galeras, salva ya la tripulación, íbase a pie por tierra firme. Caminaban los marineros de Quío por la señoría de Éfeso, y llegados ya del noche cerca de la dicha ciudad, quiso su desgracia que las mujeres del país estuviesen allí ocupadas en celebrar a Ceres legisladora un sacrificio llamado Tesmoforia. Los efesios, que nada habían oído todavía de lo sucedido a los de Quío, y que viendo aquella tropa entrada por su tierra, la tenían por una cuadrilla de salteadores que venían a robarles las mujeres, saliendo luego todos levantados en masa a socorrerlas, acabaron con los pobres marineros de Quío: ¡tanta fue su desventura!