XXXIII

Aquella misma armada, habiendo dejado la Jonia, fue sujetando todas las plazas que caen a la izquierda del que va navegando por el Helesponto, pues las que están a mano derecha en el continente habían ya sido rendidas por los persas. En dicha costa del Helesponto, que pertenece a la Europa, se halla el Quersoneso, en que se cuentan bastantes ciudades; se halla la ciudad de Perinto; se hallan los fuertes de la Tracia, como también las ciudades de Salibria y de Bizancio. Los Bizantinos, pues, y del mismo modo los calcedonios, situados en la ribera opuesta, dejando sus pueblos antes de que llegase la armada fenicia y retirados a lo interior del Ponto Euxino, fundaron la ciudad de Mesambria. Llegados después los fenicios, incendiadas las dos citadas plazas, se dejaron caer sobre Proconeso y Artace, y desde ellas, después que las hubieron abrasado, hiciéronse a la vela otra vez hacia el Quersoneso con ánimo de arruinar las ciudades que antes habían respetado, cuando por primera vez se echaron sobre aquella península. A Cízico no se acercaron absolutamente los fenicios, a causa de que los naturales, ya antes de su llegada, capitulando con el virrey de Dascilio, Ebares, hijo de Megabazo, se habían entregado al rey; pero en el Quersoneso rindieron las demás ciudades, excepto la de Cardia.

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