Así que los generales persas no quisieron que se dijese de ellos que no cumplían las amenazas que antes habían hecho los jonios, cuando todavía estaban armados, pues como lo amenazaron, así lo iban ejecutando. Porque no bien se veían dueños de alguna de las plazas, cuando escogidos los niños más gallardos, hacían de ellos otros tantos eunucos para su servicio, entresacando del mismo modo a las doncellas mejor parecidas para enviarlas a la corte; y no contentos con esto, entregaban a las llamas todos los edificios de las ciudades, así profanos como consagrados a los dioses. Esta fue la tercera vez que los jonios se vieron hechos esclavos, pues una les subyugaron los lidios, y dos consecutivamente los persas.