Esto era lo que pensaban hacer aquellos griegos; pero los que estaban ya en Termópilas, cuando supieron que se hallaba el persa cerca de la entrada, deliberan llenos de pavor si sería bien dejar el puesto. Los otros peloponesios, en efecto, eran de parecer que convenía volverse al Peloponeso y guardar el Istmo con sus fuerzas; pero Leonidas, viendo a los Locros y focenses irritados contra aquel modo de pensar, votaba que era preciso mantener el mismo puesto, enviando al mismo tiempo mensajeros a las ciudades, que las exhortasen al socorro, por no ser ellos bastantes para rebatir el ejército de los medos.