Dejóse sentir entre los lacedemonios la ira de Taltibio, que habla sido el pregonero de Agamenón. Hay en Esparta un templo de Taltibio, y los descendientes de éste, llamados los Taltibiadas, tienen el privilegio de ejecutar todas las embajadas que por medio de heraldos suele hacer Esparta. Sucedió, pues, a los espartanos, que después del insulto contra los heraldos de Darío no podían en sus sacrificios lograr una víctima de buen agüero: Llevando los lacedemonios muy de mala gana aquella desventura, juntáronse muchas veces públicamente a deliberar sobre ella, y mandaron pregonar un bando en esta forma: «Quién era aquel lacedemonio que quisiera ofrecerse a la muerte por Esparta.» No faltaron dos varones en prendas personales y en riquezas distinguidos, llamado el uno Spertias, hijo de Aheristo, y el otro Bulis, hijo de Nicolao, quienes de su voluntad se ofrecieron a pagar la pena a Darío en venganza de la muerte dada a sus heraldos en Esparta: con esto los espartanos enviaron a los medos estas dos víctimas destinadas al suplicio.