CXVI

Con esta ocasión diré en breve un hecho inhumano que el rey de los Bisaltas, de nación tracio, ejecutó en la comarca crestónica. No sólo éste se había negado a prestar a Jerjes la obediencia, retirándose por esta razón a lo más fragoso del monte Ródope, sino que había prohibido a sus hijos que le sirvieran en aquella jornada contra la Grecia. Pero ellos, o teniendo en poco la prohibición, o quizá por curiosidad y deseo de hacer alguna campaña, fuéronse siguiendo las banderas del persa. Vueltos después buenos y salvos, a todos ellos, que eran hasta seis, hízoles el padre sacar los ojos por este motivo: tal paga sacaron los infelices de su expedición.

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