CXV

Marchó después Jerjes con mucha prisa la vuelta del Helesponto, habiendo dejado a Mardonio en la Tesalia, y llegó al paso de las barcas al cabo de cuarenta y cinco días, llevando consigo de su ejército un puñado de gente tan sólo por decirlo así. Durante el viaje entero, manteníase la tropa de los frutos que robaba a los moradores del país sin distinción de naciones, y cuando no hallaban víveres algunos, contentábanse con la hierba que la tierra naturalmente les daba, con las cortezas quitadas a los árboles, y con las hojas que iban cogiendo, ya fuesen ellos frutales, ya silvestres; que a todo les obligaba el hambre, sin que dejasen de comer cosa que comerse pudiera. De resultas de esto, iban acabando con el ejército la peste y la disentería que le sobrevino. A los que caían enfermos dejábanlos en las ciudades por donde pasaban, mandándolas que tuviesen cuidado de curarlos y alimentarlos, habiendo asimismo dejado algunos en Tesalia, otros en Siris de la Peonía, y otros en Macedonia finalmente. Antes en su paso hacia la Grecia había dejado el rey en Macedonia la carroza sagrada de Júpiter, y entonces de vuelta no la recobró: habíanla los Peonios dado a los de Tracia, y respondieron a Jerjes que por ella pedía, que aquellos tiros, estando paciendo, habían sido robados por los tracios, que moran vecinos a las fuentes del río Estrimón.

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