En efecto, fue a darles Arístides la noticia, diciendo cómo acababa de llegar de Egina, y que apenas había podido pasar sin ser visto de las naves del enemigo, que iban apostándose de manera que ya toda la armada griega se hallaba circuida por la de Jerjes; que lo que él les aconsejaba era que se preparasen a una vigorosa resistencia. Acabado de decir esto, salióse Arístides, y ellos volvieron de nuevo a embravecerse en sus disputas, siendo creído el aviso de la mayor parte de aquellos jefes supremos.