XXXIV

Dejados atrás los Parapotemios, llegaron los bárbaros a Panopees. Desde allí, dividido el ejército, separóse en varios trozos: el mayor y más poderoso cuerpo de tropas, que llevando al frente a Jerjes marchaba hacia Atenas, se entró por la región de los beocios, la vuelta de la ciudad de los Orcómenos. La nación toda de los beocios era de la devoción de los medos: en todas las ciudades de la Beocia presidían ciertos hombres de Macedonia que había distribuido en ellas Alejandro para su resguardo, queriendo dar a Jerjes una prueba palpable de que todos los beocios seguían su parcialidad. Por dicho camino marchaban, pues, los bárbaros del mencionado cuerpo.

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