Capítulo 7

En que trata de la misma materia de amor espiritual y da algunos avisos para ganarle

1. Es cosa extraña qué apasionado amor es éste, qué de lágrimas cuesta, qué de penitencias y oración, qué cuidado de encomendar a todos los que piensa le han de aprovechar con Dios para que se le encomienden, qué deseo ordinario, un no traer contento si no le ve aprovechar. Pues si le parece está mejorado y le ve que torna algo atrás, no parece ha de tener placer en su vida; ni come, ni duerme, sino con este cuidado, y siempre temerosa si alma que tanto quiere se ha de perder y si se han de apartar para siempre; que la muerte de acá no la tienen en nada, que no quiere asirse a cosa que en un soplo se le va de entre las manos sin poderla asir.

Es -como he dicho- amor sin poco ni mucho de interés propio; todo lo que desea y quiere es ver rica aquella alma de bienes del cielo. Esta es voluntad, y no estos quereres de por acá desastrados, aun no digo los malos, que de esos Dios nos libre.

2. En cosa que es infierno no hay que nos cansar en decir mal, que no se puede encarecer el menor mal de él. Éste no hay para qué tomarle nosotras, hermanas, en la boca, ni pensar le hay en el mundo, en burlas ni en veras oírle, ni consentir que delante de vosotras se trate ni cuente de semejantes voluntades -para ninguna cosa es bueno y podría dañar aun oírlo-, sino de estotros lícitos -como he dicho- que nos tenemos unas a otras, o de deudos y amigas. Toda la voluntad es que no se nos muera; si les duele la cabeza, parece nos duele el alma; si los vemos con trabajos, no queda -como dicen- paciencia; todo de esta manera.

3. Estotra voluntad no es así. Aunque con la flaqueza natural se sienta algo de presto, luego la razón mira si es bien para aquel alma, si se enriquece más en virtud y cómo lo lleva, el rogar a Dios la dé paciencia y merezca en los trabajos. Si ve que la tiene, ninguna pena siente, antes se alegra y consuela; bien que lo pasaría de mejor gana 29

que vérselo pasar, si el mérito y ganancia que hay en padecer pudiese todo dársele, mas no para que se inquiete ni desasosiegue.

4. Torno otra vez a decir que se parece y va imitando este amor al que nos tuvo el buen amador Jesús; y así aprovechan tanto, porque no querrían ellos sino abrazar todos los trabajos, y que los otros, sin trabajar, se aprovechasen de ellos. Así ganan muy mucho los que tienen su amistad; y crean que, o los dejarán de tratar -con particular amistad digo-, o acabarán con nuestro Señor que vayan por su camino, pues van a una tierra, como hizo santa Mónica con san Agustín. No les sufre el corazón tratar con ellos doblez, porque si les ven torcer el camino, luego se lo dicen, o algunas faltas; no pueden consigo acabar otra cosa. Y como de esto no se enmendarán ni tratan de lisonja con ellos ni disimularles nada, o ellos se enmendarán o apartarán de la amistad; porque no podrán sufrirlo, ni es de sufrir; para el uno y para el otro es continua guerra, con andar descuidados de todo el mundo y no trayendo cuenta si sirven a Dios o no, porque sólo consigo mismo la tienen; con sus amigos no hay poder hacer esto ni se les encubre cosa; las motitas ven. Digo que traen bien pesada cruz.

5. Esta manera de amar es la que yo querría tuviésemos nosotras; aunque a los principios no sea tan perfecta, el Señor la irá perfeccionando. Comencemos en los medios, que aunque lleve algo de ternura, no dañará, como sea en general.

Es bueno y necesario algunas veces mostrar ternura en la voluntad, y aun tenerla, y sentir algunos trabajos y enfermedades de las hermanas, aunque sean pequeños; que algunas veces acaece dar una cosa muy liviana tan gran pena como a otra daría un gran trabajo, y a personas que tienen de natural apretarle mucho pocas cosas. Si vos le tenéis al contrario, no os dejéis de compadecer; y por ventura quiere nuestro Señor reservarnos de esas penas y las tendremos en otras cosas, y de las que para nosotras son graves -aunque de suyo lo sean-, para la otra serán leves. Así que en estas cosas no juzguemos por nosotras, ni nos consideremos en el tiempo que, por ventura sin trabajo nuestro, el Señor nos ha hecho más fuertes, sino considerémonos en el tiempo que hemos estado más flacas.

Share on Twitter Share on Facebook