21. Procuraré dar un sumario de los dogmas y opiniones contenidas en estos libros, trayendo tres cartas suyas, en las cuales comprende toda su filosofía. Pondré también sus sentencias escogidas, y otras cosas que parezcan dignas de notar, a fin de que sepas cuán gran varón fue éste en todo, si es que yo soy capaz de juzgarlo. La carta primera la escribe a Herodoto, y es acerca de las cosas naturales; la segunda a Pitocles, y trata de los cuerpos celestes (715); y la tercera a Meneceo, en la cual se contienen las cosas necesarias a la vida. Comenzaré, pues, por la primera, luego después de haber dicho alguna cosa sobre la división de la filosofía, según su sentencia.
22. Divide la filosofía en tres partes o especies: canónica, física y moral. La canónica contiene el ingreso o aparato de las operaciones, y la da en el libro titulado Canon. La parte física encierra toda la contemplación de la naturaleza, y se halla en sus treinta y siete libros De la Naturaleza, y en sus Cartas por orden alfabético. Y la moral trata de la elección y fuga, y se contiene en los libros De las Vidas (716), en las Cartas y en el libro Del fin. Pero se ha acostumbrado poner la canónica unida a la física, y la llaman criterio, principio y parte elemental o institutiva. A la parte física la titulan De la generación y corrupción, y De la naturaleza. Y a la moral, De las cosas elegibles y evitables, De las vidas y Del Fin.
23. Reprueban la dialéctica como superflua, pues en cualquiera cosa les basta a los físicos entender los nombres. Y Epicuro dice en su Canon que los criterios de la verdad son los sentidos, las anticipaciones y las pasiones; pero los epicúreos añaden las accesiones fantásticas de la mente; bien que el mismo Epicuro dice esto en el Epítome a Herodoto y en las Sentencias escogidas: «Todo sentido, dice, es irracional e incapaz de memoria alguna; pues ni que se mueva por sí mismo ni que sea movido por otro, puede añadir ni quitar cosa alguna. Tampoco hay quien pueda reconvenirlos: no un sentido homogéneo a otro homogéneo, por ser iguales en fuerzas: no un sentido heterogéneo a otro heterogéneo, por no ser jueces de unas mismas cosas: ni tampoco un sentido a otro sentido, pues los tenemos unidos todos. Ni aun la razón puede reconvenirlos, pues toda razón pende de los sentidos, y la verdad de éstos se confirma por la certidumbre de las sensaciones. Efectivamente, tanto subsiste en nosotros el ver y oír, como el sentir dolor. Así que las cosas inciertas se notan por los signos de las evidencias. Aun las operaciones del entendimiento dimanan todas de los sentidos, ya por incidencia, ya por analogía, ya por semejanza y ya por complicación (717); contribuyendo también algo el raciocinio. Los fantasmas (718) de maniáticos y los que tenemos en sueños son verdaderos y reales, puesto que mueven; y lo que no es no mueve.»
24. A la anticipación la entienden como comprensión, opinión recta, cogitación (719), o como un general conocimiento innato, esto es, la reminiscencia de lo que hemos visto muchas veces, v.gr., tal como esto es el hombre; pues luego que pronunciamos hombre, al punto por anticipación conocemos su forma (720), guiándonos los sentidos. Así, que cualquiera cosa, luego que se le sabe el nombre, ya está manifiesta; y ciertamente no inquiriríamos lo que inquirimos si antes no lo conociésemos, v.gr., cuando decimos lo que allá lejos se divisa, ¿es caballo o buey? Para esto es menester tener anticipadamente conocimiento de la forma del caballo y del buey, pues no nombraríamos una cosa no habiendo aprendido con anticipación su figura. Luego las anticipaciones son evidentes. También lo opinable pende de alguna cosa antes manifiesta, a la cual referimos lo que hablamos, v.gr., diciendo: ¿De dónde sabemos si esto es hombre?
25. A la opinión la llaman también conjetura o estimación; y dicen que es verdadera o falsa, a saber: si la atestigua alguna prueba, o bien si no hay testimonio que la refute, es verdadera; y si no hay prueba que la asevere, o la hay que la refute, es falsa. De aquí se introdujo la voz permaneciente; v.gr., permanecer cerca y acercarse a la torre, y observar cuál aparece de cerca.
26. Dicen que las pasiones son dos, deleite y dolor, las cuales residen en todos los animales: una es doméstica o propia; la otra es ajena; y por ellas se juzgan las elecciones y fugas. Que las cuestiones unas son de cosas, y otras de sólo nombre o voz. Hasta aquí de la división y criterio sumariamente. Ahora vamos a la carta.