«EL REY DARÍO, HIJO DE HISTASPIS, AL SABIO HERÁCLITO EFESINO: ALEGRARSE.

»Publicaste un libro difícil de comprender y de explicar. En algunos lugares, si se entiende a la letra, parece encierra cierta fuerza de especulación de todo el mundo y de cuanto en él se hace, lo cual está constituido en el movimiento divinísimo; pero muchas cosas tienen asenso (629); y así, aun los que han leído mucho, quedan dudosos del recto sentido que parece quisiste dar a todo. El rey Darío, hijo de Histaspis, quiere ser uno de tus oyentes y participar de la erudición griega. Ven, pues, en breve a nuestra vista y real palacio, pues los griegos, por lo común, no acostumbrando distinguir los varones sabios, menosprecian las cosas que éstos demostraron dignas de que se oigan y aprendan con estudio y diligencia. Conmigo tendrás el primer lugar; cada día una comunicación grave y honesta, y una vida sujeta a tus exhortaciones.»

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