Estoicismo - física estoica

92. La parte física o natural la subdividen en física de los cuerpos, de los principios, de los elementos, de los dioses, de los prodigios, del lugar y del vacuo. Esta división es específica; pero en general la hacen en tres miembros o partes, a saber: del mundo, de los elementos y de las causas. La parte del mundo dicen se subdivide en otras dos. Bajo una consideración se la asocian los matemáticos, y por ella discurren de las estrellas fijas y planetas, v.gr., si el sol es tan grande como aparece, y lo mismo la luna; de su giro, y de otras cuestiones semejantes. Bajo de la otra consideración pertenece sólo a los físicos, y en ella se inquiere de qué sustancia sea; si el sol o los astros constan de materia y forma; si fue criado o no; si está animado o inanimado; si es corruptible o incorruptible; si hay providencia que lo gobierne o no, con otras de esta clase. La parte o miembro perteneciente a las causas también la subdividen en dos. La teoría de la una la hacen cuestión común a los médicos, y por ella inquieren de la parte principal o conductriz del alma y de sus operaciones, de las semillas y cosas semejantes. La otra se la apropian igualmente los matemáticos, v.gr., cómo vemos; cuál es la causa de vernos en el espejo; qué cosas sean las nubes, los truenos, el iris, el halón o corona, los cometas y semejantes.

93. Son de opinión que los principios de todas las cosas son dos, a saber: el agente y el paciente. El paciente es la materia, la cual es una sustancia sin cualidad. El agente es la razón que hace u opera sobre la materia, a saber, Dios; y que éste, siendo sempiterno, cría por toda la materia cada cosa de por sí. Establecen este dogma Zenón Citieo en el libro De la sustancia, Cleantes en el De los átomos, Crisipo en el I De los físicos, hacia el fin, Arquedemo en el libro De los elementos, y Posidonio en el libro II de sus Razonamientos naturales. Dicen que principios y elementos son cosas diversas, pues los principios son ingénitos e incorruptibles, pero los elementos se corrompen por ustión; los principios carecen de cuerpo y de forma; pero los elementos la tienen.

94. Cuerpo es, dice Apolodoro en su Física, el que tiene las tres dimensiones de longitud, latitud y profundidad. Llámase también sólido. Superficie es la extremidad del cuerpo, o bien lo que sólo tiene longitud y latitud, mas no profundidad. Posidonio, en el libro III De los meteoros, la coloca entre lo intelectual y real (531). Línea es el extremo de la superficie, o una longitud sin latitud, o bien lo que sólo tiene longitud. Punto es la extremidad de la línea y la señal más pequeña. Que es una misma cosa Dios, Mente, Hado, Júpiter, y otras muchas denominaciones que se le dan. Que en el principio, existiendo Dios en sí mismo, convirtió toda la sustancia en agua por medio del aire. Y así como en el feto se contiene el esperma, así también él, siendo como es la razón seminal del mundo, la depositó en el agua, fecundando y dando aptitud a la materia para las generaciones futuras. Crió después primeramente los cuatro elementos: fuego, agua, aire y tierra. Así lo escriben Zenón en el libro Del universo, Crisipo en el I De los físicos, y Arquedemo en un Escrito acerca de los elementos. Y así, elemento es aquel de quien proceden primero las cosas que nacen, y en quien se resuelven cuando acaban.

95. Que los cuatro elementos unidos constituyen una sustancia sin cualidades, que es la materia. Que el fuego es el cálido; el agua el húmedo; el aire el frígido, y la tierra el árido. Aun sobre el aire hay alguna parte de ello. Que en lo más alto está el fuego llamado éter, en el cual está primero la esfera de las estrellas fijas; luego la de los planetas, junto a la cual está el aire, luego el agua, y después de todo esto la tierra, que es el medio del universo. De tres maneras entienden la palabra mundo; una es el mismo Dios, que a todas las sustancias crió sus propiedades; que es incorruptible e ingénito; artífice de esta hermosa fábrica, y que por ciertos periodos de tiempo resuelve todas las sustancias y las vuelve a engendrar de sí mismo. La otra es el bello ornato mismo de los astros, a que también llaman mundo. Y la tercera es el compuesto y resultado de los dos primeros. Es, pues, el mundo propiamente la cualidad de la sustancia de todas las cosas, o bien, como dice Posidonio en sus Elementos meteorológicos, el sistema o complejo de cielo y tierra, y las naturalezas que contienen; o también el sistema o complejo de dioses, hombres y cosas criadas por causa de ellos. Cielo es la última periferia, donde reside todo lo divino. El mundo es gobernado con mente y providencia (como dice Crisipo en sus libros De la providencia, y Posidonio en el XIII De los dioses), extendiéndose a todas sus partes la mente, al modo que en nuestras almas; bien que a unas más y a otras menos, pues por unas pasó como hábito, v.gr., por los huesos y nervios; por otras, como mente, v.gr., por la parte principal del alma (532). Así, pues, el universo, siendo animal, animado y racional, tiene su principal o alma, que es el éter, como lo dice Antípatro Tirio en el libro VIII Del mundo. Pero Crisipo, en el libro I De la providencia, y Posidonio en el libro De los dioses, dicen que el cielo es el principal (533) del mundo, y Cleantes dice que lo es el sol. No obstante, Crisipo, apartándose después de su propio sentir en el mismo libro, dice que lo es el éter purísimo, al cual llaman primer Dios sensiblemente, como infuso en las cosas existentes en el aire, en todos los animales y plantas, y en la tierra, según hábito.

96. Que el mundo es único, finito y de forma esférica, que es la más cómoda para el giro, como dice Posidonio en el libro XV de sus Discursos físicos, y Antípatro en sus libros Del mundo. Que fuera del mundo se extiende en derredor un vacuo inmenso e incorpóreo; siendo incorpóreo aquello que, pudiendo estar ocupado de cuerpos, no lo está. Que dentro del mundo no hay ningún vacuo, y está todo él unido en sí mismo, pues a ello lo obliga la conspiración y conformidad de tendencia de los cielos hacia la tierra. Del vacuo tratan Crisipo en su libro Del vacuo y en el libro I De las artes naturales, Apolófanes en su Física, Apolodoro y Posidonio en el libro II de sus Discursos físicos. Que todas las cosas incorpóreas son semejantes. Que el tiempo es incorpóreo, siendo el intervalo del movimiento del mundo. Que de los tiempos, el pasado y el futuro son infinitos; el presente finito. Dicen que el mundo es incorruptible, como compuesto de cosas que se perciben. Siendo corruptibles las partes, lo es también el todo; las partes del mundo son corruptibles, puesto que se mudan; luego el mundo es corruptible. Lo que es capaz de mudarse en peor es corruptible; y el mundo lo es, puesto que se seca y humedece.

97. Que el mundo fue hecho convirtiéndose la materia o sustancia de fuego en humor por medio del aire; luego condensándose y perfeccionándose en tierra su parte más crasa, la sutil y ligera se convirtió en aire, y la muy ligera y leve se convirtió en fuego. Luego, de la mixtión de éstos resultaron las plantas, los animales y demás generaciones. Acerca de la generación y corrupción del mundo trata Zenón en su libro Del universo, Crisipo en el I De los físicos, Posidonio, en el libro I Del mundo, y Cleantes y Antípatro en el X Del mundo. Panecio, por el contrario, demuestra que el mundo es incorruptible. Que es animal, racional, animado, e intelectual, lo dicen Crisipo en el libro I De la providencia, Apolodoro en su Física, y Posidonio. Que es animal, siendo sustancia animada y sensible; porque el animal es mejor que quien no lo es; no hay cosa mejor que el mundo; luego el mundo es animal. Que es animado, como es evidente de que nuestra alma es partícula arrancada de allí. Pero Boeto dice que el mundo no es animal. Que el mundo es único lo dicen Zenón en el libro Del universo, Crisipo, Apolodoro en su Física, y Posidonio en el libro I de sus Discursos físicos.

98. Universo, como dice Apolodoro, se llama ya el mundo, y ya, según otra denominación, el sistema o compuesto del mundo y del vacuo exterior. El mundo, pues, es finito; pero el vacuo infinito. Que de los astros, los fijos giran con todo el cielo; los planetas andan con movimientos propios. Que el sol hace una carrera oblicua por el círculo zodíaco; y lo mismo la luna en sus giros y espiras. Que el sol es fuego puro, como lo dice Posidonio en el libro XVII De los meteoros, y mayor que la tierra, según el mismo Posidonio en el XVI de sus Discursos físicos. También dice el mismo autor que el sol es esférico, semejante a la tierra. Que es fuego, puesto que hace cuanto hace el fuego mismo; y mayor que la tierra, puesto que la ilumina toda y aun el cielo. También, por cuanto la tierra hace la sombra en figura de cono, es señal que el sol es mayor que la tierra. Que se ve aquél de todas partes por su grandeza. Que la luna es más térrea, como más cercana a la tierra.

99. Que estos astros ígneos, y aun todos los demás, reciben nutrimiento; el sol lo recibe del mar grande, siendo como es un ardor intelectual (534); la luna, de las aguas potables, por estar mezclada con el aire y vecina a la tierra, según Posidonio en el libro VI de sus Discursos físicos; y los demás lo reciben de la tierra. Son de sentir que los astros son esféricos, y la tierra inmóvil. Que la luna no tiene luz propia, sino que cuando luce la recibe del sol. Que se eclipsa el sol poniéndosele la luna delante por la parte que mira a nosotros, como escribe Zenón en el libro Del universo, pues cuando se encuentran se deja ver cómo se le pone debajo, lo oculta, y luego después lo deja. Obsérvase esto en una jofaina con agua. Y que la luna se eclipsa cuando cae dentro de la sombra de la tierra. Que sólo se eclipsa en los plenilunios cuando se halla diametralmente opuesta al sol, no obstante que esto sucede cada mes; pues moviéndose ella oblicuamente hacia el sol, varía de latitud, hallándose ya más boreal, ya más austral. Y así, cuando su latitud se encuentra con la del sol y la de otras cosas mediantes, y además está diametralmente opuesta al sol, entonces se eclipsa. Su latitud se mueve según las cosas que median, en Cáncer, Escorpión, Aries y Tauro, como dice Polidonio.

100. Dicen que Dios es animal inmortal, racional, perfecto, o inteligente en su felicidad, incapaz de recibir algún daño, y que gobierna próvidamente el mundo y cuanto éste encierra; pero no tiene figura humana. Que es autor y criador del universo y como Padre de todas las cosas, ya en común, ya como parte del mismo universo que penetra por todo, y se llama con diversos nombres según sus fuerzas. Lo llaman Δία (Día), porque por él existe todo. Llámanlo también Ζήνα (Zena), porque es causa de todo viviente, o bien porque en todo viviente reside. ΄Αθηνάν (Athenan), porque constituye su imperio en el éter. ΄Ηραν (Heran), por tener este imperio en el aire. ΄Ηφαιστον (Hephaiston), porque lo tiene en el fuego artificial. Ποσειδώνα (Poseidona), por tenerlo en el húmido o agua. Y Δήμητραν (Démetran), por tenerlo en la tierra. Otras denominaciones le dieron semejantes a éstas siguiendo alguna congruencia o analogía (535). Sustancia de Dios llama Zenón a todo el mundo, incluso el cielo. Crisipo en el libro XI De los dioses, Posidonio en el I también De los dioses, y Antípatro en el VII Del mundo, hacen aérea su naturaleza o sustancia. Y Boeto en sus obras de Física dice que la sustancia de Dios es la esfera de las estrellas fijas.

101. Por naturaleza unas veces entienden lo que comprende y abraza el mundo; otras lo que causa las producciones de la tierra. Es, pues, la naturaleza un hábito movido por sí mismo según la razón seminal que cría y contiene en sí lo que de ella procede después en las estaciones propias, produciéndolo tal cual es aquello de que procede. Su designio se dirige tanto a lo conducente cuanto a lo deleitable, según consta de la creación del hombre. Que todas las cosas se hacen según el hado o destino, lo dicen Crisipo en sus libros Del hado, Posidonio en su libro II Del hado, y Boeto también en el libro XI Del hado. El hado es el principio u origen de una serie de cosas, o la razón según la cual es gobernado el mundo. Dicen que la divinación es superior a cualquiera otra cosa, y aun quieren sea providencia. Prueban que es arte, por algunas predicciones verificadas; así lo escriben Zenón y Crisipo en el libro II De la divinación, Atenodoro y Posidonio en el libro XII de sus Discursos físicos y en el V De la divinación. Pero Panecio dice que no hay tal arte.

102. Dicen que la sustancia de todos los entes es la materia primera; lo cual lo dice también Crisipo en su libro I de los  Físicos, y ZenónMateria es aquello de que se hace una cosa, cualquiera que sea. Dánsele dos nombres: sustancia y materia, así de todas las cosas en común, como de cada una en particular. La sustancia o materia de todo en general o en común no es grande ni pequeña; pero sí la de cosas particulares. El cuerpo, según ellos, es sustancia finita o circunscrita, como dice Antípatro en el libro II De la sustancia, y Apolodoro en su Física; el cual añade que es pasibe, pues a ser inmutable, de ningún modo provendrían de ella las cosas que se engendran. De aquí es que puede dividirse en infinito; pero Crisipo dice que no es infinita, pues nada hay infinito que sea capaz de sección, sino que se acaba y nada queda.

103. Que las mixtificaciones se hacen insinuándose mutuamente los todos (como dice Crisipo en el libro III De los físicos), y no por circunscripción, o por adición de un cuerpo a otro; pues si en el mar se vierte un poco de vino, por un tanto de tiempo estará luchando en su extensión, mas luego se confundirán ambos. Que hay espíritus que tienen simpatía con los hombres y observan las cosas humanas. Y que las almas de los buenos son héroes, una vez separadas de los cuerpos.

104. De las cosas que se hacen en la región del aire dicen: que el invierno es el aire congelado sobre la tierra por la gran distancia del sol. La primavera por el buen temple del aire cuando ya el sol vuelve hacia nosotros. El estío por el fervor de la atmósfera causado por el curso del sol hacia el Septentrión. Y el otoño por el regreso o alejamiento del sol de nosotros (Que los vientos son los flujos del aire) (536), y mudan nombre según las partes de que fluyen. Así, la causa de las tempestades es el sol, que de los vapores va formando las nubes. Que el iris es los resplandores o rayos que reflectan de las nubes húmedas, o según quiere Posidonio en sus Meteoros, es una imagen de la mitad del sol o luna, representada en la nube llena de rocío, cóncava y continua o densa, como representada en un espejo según el borde o limbo de su circunferencia.

105. Que los cometas, ya crinitos, ya barbatos, los fuegos fatuos y errantes (537), son fuegos producidos cuando el aire denso sube a la región etérea. Que las exhalaciones (538) son fuego recogido y encendido en el aire, llevado velozmente por el mismo, y que se representa extendido en largo. Que la lluvia es una resolución de la nube en agua, después de haber el sol atraído la humedad de la tierra y del mar, y no haber podido esta humedad obrar diversamente. Esta misma humedad congelada se llama escarcha. Que el granizo es la nube cuajada y luego desmenuzada por el viento. Que la nieve es el humor de la nube condensada, según dice Posidonio en el libro VIII de sus Discursos fÍsicos. Que el relámpago es un encendimiento o inflamación, como dice Zenón en el libro Del universo. Que el trueno es el estruendo de las mismas nubes cuando luden o se rasgan. Que el rayo es un globo (539) de fuego vibrado violentamente contra la tierra cuando las nubes chocan o se rompen. Algunos dicen es una porción de aire inflamado y vibrado con violencia. Que el tifón o torbellino es un rayo violento y viento impetuoso; o bien un viento nebuloso de nube rasgada. Que el préster o huracán es una nube circuida de fuego líquido, y con viento vehemente en las cavernas y entrañas de la tierra; o bien el viento solo oprimido dentro de la tierra, como quiere Posidonio en el libro VIII. Que algunos de éstos causan terremotos, otros aberturas en la tierra, otros incendios, y otros hervores.

106. Son de opinión que el sistema del universo es en esta forma: la tierra está puesta en el medio como centro, y con ella el agua, formando ambas un globo de un centro mismo, de manera que la tierra está en el agua. Después del agua está el aire en forma de esfera. Que en el cielo hay cinco círculos: el primero es el septentrional, que siempre se nos manifiesta; el segundo el trópico estival; el tercero el círculo equinoccial; el cuarto el trópico hibernal, y el quinto el círculo antártico, que no sale a nuestra vista. Llámanse paralelos, porque no se encuentran mutuamente, y se describen teniendo por centro el polo mismo. El zodíaco es un círculo oblicuo, como que va por encima de los paralelos. Las zonas de la tierra son cinco: la primera la boreal, más allá del círculo ártico, inhabitable por el frío. La segunda, templada. La tercera inhabitable por el calor, llamada tórrida. La cuarta, templada, a la parte opuesta. Y la quinta, austral, también inhabitable por el frío.

107. Opinan que la naturaleza es un fuego artificioso que está en camino para la generación; o bien un espíritu ígneo y artificioso. Que el alma es sensitiva, y no es un espíritu innato; por tanto, es corpórea, permanece después de la muerte, y es corruptible. Pero que el alma del universo es incorruptible, de la cual son parte las de los animales. Zenón Citieo, Antípatro en sus libros Del alma, y Posidonio dicen que el alma es un espíritu cálido, pues por él respiramos y por él nos movemos. Cleantes dice que todas permanecerán hasta el incendio del mundo; pero Crisipo afirma que sólo las de los sabios. Que las partes del alma son ocho, a saber: los cinco sentidos, los principios seminales existentes en nosotros, la elocuencia y la raciocinación. Que nuestra visión se hace extendiéndose en figura de cono la luz que hay entre la vista y el objeto; así lo dice Crisipo en el libro II de los Físicos, y Apolodoro. La parte aguda del cono aéreo está junto al ojo; la base en el objeto mirado, haciéndosenos manifiesto lo que miramos extendiéndose el aire como por el báculo (540). Que el oír se hace siendo herido el aire que media entre el que habla y el que oye, lo cual se hace circularmente y con ondulaciones, hasta que llega a los oídos; a la manera que ondea por círculos el agua de un estanque, arrojada en él una piedra. Que el sueño se hace relajándose o disolviéndose el vigor de los sentidos acerca del principal. Dan por causas de las pasiones los movimientos y mudanzas que acontecen en el espíritu.

108. Semilla dicen es la que puede producir una cosa semejante a aquella de que fue separada. El esperma que el hombre suministra, unido con el humor, se mezcla con las partes del alma de un modo conveniente a la mixtión paterna. Éste, según Crisipo en el libro II de los Físicos, es un espíritu adherente a la sustancia, como es de ver por las semillas arrojadas a la tierra, las cuales, si son muy añejas, ya no nacen, como manifestando habérseles exhalado la virtud. Y Esfero dice que el esperma fluye de todo el cuerpo, por lo cual todas las partes de éste son generativas. Dicen que el esperma femenino es infecundo, ineficaz, poco y ácueo, como consta en Esfero. Que el principal es la parte dominante del alma, en donde se engendran las fantasías y los apetitos, y de donde procede la razón. Su residencia es en el corazón.

109. Esto es, en cuanto me ha parecido bastante al tamaño de este volumen, lo que dicen los estoicos acerca de las cosas naturales. Las que aun entre ellos hay controvertidas, son como se sigue.

110. Aristón Quío, el Cano (541), apodado Sirena, dijo que el fin es estarse en indiferencia entre la virtud y el vicio, no haciendo variación alguna, sino igual a todo. Que el sabio es semejante a un buen histrión, el cual, represente a Tersites, represente a Agamenón, a ambos imita con propiedad. Quitó de la filosofía la parte física y lógica, diciendo que la una es superior a nosotros, y la otra nada nos importa, pues que sólo nos importa la parte moral. Comparaba los argumentos dialécticos a las telarañas, las cuales, aunque parece manifiestan artificio, son inútiles. Acerca de las virtudes, ni puso muchas como Zenón, ni una bajo de muchos nombres como los megáricos, sino que dijo ser el modo de proceder en las cosas. Filosofando de esta forma y disputando en el Cinosargo (542), pudo conseguir el nombre de inventor o fundador de secta. En efecto, Milcíades y Difilo se llamaron aristonios. Era muy persuasivo y amigo de la plebe. Así, Timón dijo de él:

Un deudo de Aristón el placentero.

111. Diocles de Magnesia dice que habiendo entrado en conferencia con Polemón a tiempo que Zenón padecía una larga enfermedad, mudó de opinión, y se aficionó principalmente al dogma estoico que dice que el sabio no debe andarse en opiniones. A esto contradijo Perseo, trayendo dos hermosos mellizos para que uno de ellos le diese una alhaja en depósito y el otro viniese por ella: así lo puso en duda y lo convenció. Hablaba contra Arcesilao, y habiendo visto un toro con una matriz monstruosa, dijo: «¡Ay!, aquí tiene Arcesilao un argumento contra la evidencia». A un académico que afirmaba no comprendía cosa alguna, le dijo: «¿Ni aun ves a éste que está aquí sentado?» Y respondiendo que no,

¿Quién te cegó - le dijo -;
quien al fanal robó los resplandores?

112. Corren de él los libros siguientes: dos libros de Exhortaciones; Diálogos acerca de los dogmas de Zenón; seis libros De las escuelas; siete libros de Exhortaciones acerca de la sabiduría; Ejercitaciones amatorias; Comentarios sobre la vanagloria; veinticinco (543) libros de Comentarios; tres De cosas memorables; once de Críos; Contra los oradores; Contra las respuestas de Alexino; tres libros contra los dialécticos; cuatro libros de Epístolas a Cleantes. Panecio y Sosícrates dicen que sólo son suyas las Epístolas, y que las demás obras son de Aristón Peripatético. Es fama que como nuestro Aristón fuese calvo, le quemó el sol la cabeza y murió de ello. Mis versos coliambos a él son:

¡Oh Aristón! ¿Por qué siendo viejo y cano,
al sol así expusiste tu mollera,
a que te la tostase?
Buscando más calor del que conviene,
hallaste sin querer el frío infierno.

113. Hubo otro Aristón Peripatético, natural de Julida; otro músico, ateniense; otro poeta trágico; otro alcense, que escribió del Arte oratoria, y otro peripatético alejandrino.

114. Herilo, cartaginés, dijo que el fin es a ciencia, y lo coloca en el vivir refiriendo siempre todas las cosas a la vida sabia, para no ser derribados por la ignorancia. Que la ciencia es un habito procedido de la recepción de aquellas fantasías o imaginaciones que caen bajo de la razón. Decía que alguna vez no hay fin, porque las circunstancias y otras cosas lo truecan, v.gr., como si de un mismo metal se hace una estatua de Alejandro y otra de Sócrates. Que el fin y lo a él subordinado son cosas diversas, pues esto lo suelen conseguir también los ignorantes; pero aquél sólo el sabio. Que las cosas que están entre la virtud y el vicio son indiferentes.

115. Hay de él algunos libros, cortos sí, pero llenos de vigor, y contienen Contradicciones a Zenón. Dícese que siendo muchacho fue amado de muchos, a quienes queriendo remover Zenón, obligó a que Herilo se cortase el pelo; con lo cual ellos se ausentaron. Los libros son éstos: De la ejercitación, De las pasiones, De la opinión, El legislador, El partero, Antiferón maestro, Aparato, El director, Mercurio, Medea, Diálogos de posiciones morales.

116. Dionisio, el llamado Desertor, dijo que el fin es el deleite, por el accidente de sus ojos; porque habiéndole sobrevenido un dolor en ellos, no quiso llamarlo cosa indiferente. Fue hijo de Teofanto, y natural de Heraclía. Diocles dice que fue primero discípulo de Heráclides su paisano; luego de Alexino y Menedemo, y finalmente lo fue de Zenón. Al principio fue amantísimo de las letras, y se aplicó a toda especie de poesía; después se aficionó a Arato, y procuró imitarlo. Finalmente, desertando de Zenón, se pasó a los cirenaicos, y se entraba en los lupanares más viles, ejecutando públicamente todas las voluptuosidades. Murió privándose del alimento, a los ochenta años de edad. Corren de él los libros siguientes: De la serenidad o imperturbación del ánimo, dos libros; otros dos De la ejercitación; cuatro Del deleite; De la riqueza, De la gracia, Del suplicio, De la utilidad de los hombres (544), De la felicidad, De los reyes antiguos, De las cosas alabadas, De las costumbres bárbaras.

117. Éstos son los estoicos que se diferencian entre sí en algunas opiniones. A Zenón sucedió Cleantes, de quien vamos a tratar.

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(444) La dicción ήλιοχαίαις que pone Laercio, dativo plural de άλιοχαίος, no se halla en otro autor, caso que sea legítima. Los intérpretes no se conforman con su significado. En mi versión sigo a Tomás Aldobrandini que es apricationibus. Tanaquilo Fabro quisiera leer έλαίαις, aceitunas. Otros traducen frutas tempranas. Puede ser voz compuesta de ήλιος, sol, y del participio del verbo χαίομαι, arder, quemarse, abrasarse, etc. (así lo usa Hesíodo θεογ, v, 557), y significar que Zenón gustaba de los higos tiernos o frescos, y también de los secos al sol. Véase adelante la nota 471.
(445) El Cerámico era un célebre paraje de Atenas donde estaba el sepulcro de los que morían en la guerra y de algunos otros.
(446) De la voz ρεούσης, chorreando, consta eran lentejas cocidas y con caldo.
(447) έπίτήςτουχυνόςούράς, etc. sobre la cinosura, o estrella Polar; frase ambigua que puede significar la cola de la Ursa Menor y la secta cínica.
(448) έν τή ποιχίλη στοά. Llamábase poicile, que significa vario, por la variedad de pinturas que en él había de mano de Polignoto y Micón.
(449) Por el pórtico, que en griego se llamaba στοά (stoa).
(450) Sería en su misma patria citio, o bien los citieos que vivían en Atenas.
(451) συσχολαστών.
(452)Pero éste no era condiscípulo suyo, sino discípulo y aun esclavo.
(453) Según Gaza y Petavio, es septiembre; según Escalígero, cuya sentencia es la más recibida, es octubre.
(454) Aunque el texto no dice absolutamente grabar, sino inscribir, έγγράψαι, traduzco así por haberse escrito en columnas, donde había de permanecer. Por la misma causa pongo la voz cuadratario que se daba a los esculpidores de letra.
(455) Pudo ser en el teatro, en la escuela o en el Pecil, donde había gradas de asiento para los oyentes.
(456) Parece no podía hallar otro expediente peor para el intento.
(457) έν τοϊς σίλλοις.
(458) σχινδάψος era un pequeño instrumento musical de poca estimación. También es una hierba parecida a la hiedra.
(459) γυμνορρύπαροι τινές.
(460) άναιδέστερος, «cuál se había portado con menos empacho, el cínico pidiendo, o él negando.»
(461) χρείαν, un crío.
(462) Los actores escénicos antiguos, no pudiendo su voz natural igualar a los maravillosos personajes que representaban, según los habían fingido los poetas, se ponían ciertas máscaras con la boca abierta, las cuales abultaban considerablemente la voz con el rimbombe de su hueco.
(463) Parece que todo esto se puede explicar diciendo «que los que hablan bien no debieran callar nunca, y los oyentes deben estar atentísimos como en el teatro», embebidos todos en lo que oyen.
(464) Τά ψτά σου είς τήν γλώτταν συνερρύηχε. Como si dijera: «Tu lengua habla ya tanto cuanto tus orejas oyen, puesto que éstas oyen muchas veces a un tiempo.»
(465) τόν τϋφον.
(466) Περιβολή.
(467) El texto griego tiene aquí ποιήσεως, que la poesía. Mer. Casaubono, viendo que Zenón citaba continuamente versos de poetas, tiene dicha voz por corrupta, y sustituye όιήσεως, vanidad y satisfacción propia. Menagio retiene el ποιήσεως por la razón de que Zenón tenía por inútiles las humanidades, como veremos adelante, pár. 25, por acusación de Casio Escéptico.
(468) Pero Séneca De consolat. ad Helvid., cap. XII, dice que Zenón no tuvo esclavo alguno: acaso sería después de enviado Perseo al rey Antígono.
(469) Porque éste se había pasado a los epicúreos. Esto significa su sobrenombre.
(470) Oficio o servicio.
(471) Los versos de Hesíodo son el 293 y 295 de su Obras y días (Los trabajos y los días). Dicen:

«Aquel es óptimo que sabe por sí mismo todas las cosas;
y bueno aquel que obedece a quien bien enseña.»

Zenón mudó el concepto, como se ve en los versos del texto, prefiriendo a quien estudió con maestro, en lo cual parece que Zenón va fuera de todo fundamento.
(472) άπυρψ τροψή χρώμεος, usaba comida sin fuego. Meibomio pretende corregir el texto, que supone corrupto, creyendo que Zenón no siempre usaría comidas qua no necesitan fuego para prepararse. Aun cuando esto fuese, no creo que haya necesidad de corrección, pues como por lo regular usase de comidas simples y sin cocer, poco importaría para la legitimidad del texto común que una u otra vez comiese cosas cocidas. Pero ¿qué dificultad pudo hallar Meibomio en esto, cuando tantos y tantos lo han practicado? Ya se dijo arriba que Zenón gustaba mucho de la fruta; pero se confirma mucho más de los versos de Filemón que se siguen más abajo. Esto mismo se dice también de Pitágoras en su vida.
(473) Es el titulo de la comedia. Ateneo la cita en singular, El transferido.
(474) Cadmo llevó de Fenicia a Grecia el arte de escribir en dieciséis letras del alfabeto.
(475) Euterpe o Talia, pues ambas pueden significarse aquí. Véanse los versos mismos en la vida de Antístenes, pár. 8.
(476) Véase la nota 127.
(477) ίστορίαν ένιαίαν, o bien ένιάαν. Parece quiso decir que la escribió en un volumen o libro solo. Dioro Sículo, lib. V, cita este Zenón, como también Polibio en los fragmentos.
(478) εν τψ περί λόγου.
(479) φαντασιών.
(480) χαί ουδετέρων, De las cosas neutras.
(481) συμ βουλευτιχόν, acaso podría ser meditativa.
(482) O sea, demostrativa.
(483) λόγων. Todo el período es oscuro.
(484) λόγους.
(485) Nombres de argumentos capciosos.
(486) λόγου μέρη.
(487) No deja de confirmarse aquí la corrección que hicimos con Mer. Casaubono a la voz ποιήσεως del párrafo 19.
(488) λόγον άυτον.
(489) λόγον.
(490) λόγον.
(491) λόγον.
(492) έπιδρομή.
(493) άφ΄ήγεμονιχοϋ, à ductore: ab imperandi capaci.
(494) O sea traslación o transposición.
(495) Composición.
(496) Citado arriba, pár. 30,Περί λόγου.
(497) Porque los áticos mudan las dos ss en dos tt; así, por thálassa (mar) pronuncian thálatta. Los jonios mudan la a final en e, o sea υ; y así, por decir hemérea (día) dicen hemére.
(498) χατασχευή.
(499) άπόδοσις, redditio, en Quintiliano, lib. VIII, cap. III.
(500) Τυπωδώς, rudi forma: crassiore Minerva.
(501) έννοημάτων.
(502) άνατύπωμα.
(503) γενιχώτατον.
(504) είδιχώτατον.
(505) Este mismo ejemplo pone Quintiliano, libro VII, cap. IX, acerca de las anfibologías.
(506) El texto está aquí ciertamente defectuoso. Aldobrandini parece lo corrige bien así: «De las categorías o predicamentos, unos son congruentes o perfectos, v.gr., en el navegar, Sócrates navega; otros congruentes imperfectos, v.gr., navegar por escollos.» Para mayor claridad de este pasaje defectuoso, pongo aquí lo que dice Prisciano, lib. XVIII: «Sciendum, quod has quidem constructiones quoe per nominativum absolvuntur, Stoici, άξώιματα, vel σνμ βάματα, id est, digitates,  vel congruitates vocabant: ut ego. Priscianus scribo: Apollonius ambulat: Cato philosophatur: Illas vero quibus transitiones ab alia ad aliam fiunt personam, in quibus necesse est cum nominativo etiam obliquum aliquem casum proferri  παρασνμ βάματα dicebant, hoc est, minus quam congruitates: ut, Cicero patriam servat. Cuando veró ex doubus obliquis constructio fit, άσνμ βάμάτα, id est, congruitates, dicebant: ut, Placet mihi venire ad te; sive moninibus ipsis lantum, sive verbis hoc exigentibus
Igualmente Suidas dice: «Εύμ βαμα, según los gramáticos es una proposición compuesta de nombre y verbo, la cual encierra sentencia perfecta en sí misma, v.gr., Juan pasea. Παρασύμ βαμα es una proposición compuesta de nombre y verbo, la cual no encierra sentencia perfecta, v.gr., Juan procura; pues diciendo Juan pasea nada más se necesita añadir; pero diciendo Juan procura no se dice qué es lo que procura.»
(507) έμπεριέχει εαντον, comprehendit seipsum.
(508) Consta de aquí el error de algunos gramáticos modernos, que dan ablativo a los nominativos griegos.
(509) Tomás Aldobrandini ya conoció que el texto está aquí depravado; pero no lo corrigió, por lo que conocerá cualquiera que lo lea con reflexión. Del mismo contexto se conoce que la dicción αποφατιχόν (que ya se halla en la edición de Enr. Estéfano) no significa aquí negativo, sino enunciativo como arriba; pues el negativo es τόάρνητιχόν. Así, parece debe suplirse el texto en esta forma: χαί αξίωματος, τό αποφατιχόν μέν οίον ήμέρα έστί τό άρνητιχόν δέ, πϊον ούχ ήμέρα εστίν. Esto es: el axioma enunciativo es, v.gr., cuando decimos de día es. El negativo cuando decimos no es de día. En consecuencia, el axioma llamado ύπεραποφατιχόν será sobreenunciativo o enunciativo de enunciativo; y es aquel que proviene de dos negaciones, las cuales lo hacen afirmativo, v.gr.: Ούχί ήμήρα ούν έστί; y en latín, non dies non est; pues en griego también afirman dos negaciones, aunque no siempre. Sin embargo de esto, he traducido el texto literalmente, como se halla en las ediciones impresas.
(510) La partícula privativa no puede expresarse en nuestra lengua; la griega usa de la letra a, antepuesta al nombre afirmativo o positivo, y entonces queda negativo, v.gr., en el ejemplo presente φιλάντρωπός, que es amigo de los hombres, y άφιλάντρωπός, que es enemigo.
(511) χατηγοριχόν.
(512) χατγορευτιχόν.
(513) Del pár. 56 parece inferirse que aquí λόγος significa no sólo raciocinio o silogismo, sino también el que llaman modus o figura syllogismorum.
(514) Utides es el nombre de un sofisma, tomado del engaño que Ulises hizo a Polifemo, diciendo se llamaba Ούτίς, Outis, que significa Nadie, non aliquis; pues habiéndole Ulises quitado la vista metiéndole un tizón por el único ojo que tenía en la frente, y dando horrendos gritos por el dolor y rabia, acudieron otros cíclopes a saber qué tenía; a los cuales respondió Ούτίς με χτείνει δόλω, ουδέ  βιηφι. Quería decir que Utis lo había cegado con dolo, no por valor; pero ellos entendieron el Ούτίς separadamente, ού τίς; esto es, non aliquis, o nadie me ha cegado con dolo ni fuerza. - Véase Homero en el lib. IX de la Odisea, desde el v. 399 hasta el 412 -. De los demás sofismas se trató en la vida de Euclides.
(515) Este ejemplo no es del encubierto, sino del sorites. - Véase Aulo Gelio, lib. XVIII, cap. XIII.
(516) Τό εύλογιςτεϊν εν τή τών χατά φύσιν έχλογή. Acaso mejor así: Bene consulere in electione rerum, quoe secundum naturam sunt.
(517) Cuáles fuesen los bienes externos de los estoicos lo dice bien Epicteto en los primeros capítulos de su Enquiridión. - Véase también más adelante en el mismo Laercio, pár. 67.
(518) Κατήχησιν.
(519) Esta triple división de la virtud y de su partícipe el bien falta en el texto griego. Sexto Empírico la trae entera en esta forma: «λέγετας γάρ άγαθν (φασί) χαθ΄ ένα μέν τροπον, etc. El bien, según los estoicos, de un modo se llama id ex quo o à quo: se sigue provecho; el cual principalísimamente es virtud, pues de ella, como de una fuente, nace naturalmente toda utilidad. De otro modo se llama id per quod: se sigue provecho: y por esto no sólo las virtudes se llamarán bienes, sino también los actos virtuosos, puesto que por ellos nos procuramos las utilidades. Del tercero y postrer modo se llama bien quod: puede aprovechar, comprendiendo en esta doctrina (άποδόσεος) las virtudes, los actos virtuosos, los amigos, los hombres honrados, los dioses y los genios buenos.»
La misma división del bien trae Estobeo con más brevedad, diciendo: «Bien à quo contigit juvari: per quod contigit juvari: y quod potest juvare.»
(520) Τών χαχιών: de traducirse literalmente, diríamos: las malicias. He puesto los vicios, porque esta voz se adapta algo mejor a los tres miembros de la división; bien que en el segundo se ha de entender defecto, no vicio y culpa positiva.
(521) άφρονα πατρίδα.
(522) Τά δέ (άγαθά) ποιητιχά.
(523) ωφέλιμον.
(524) Μόνον τόν σοφον, άγαθόν χαλόν εϊναι. El intérprete latino traduce: Solum sapientem bonum honestumque esse.
(525) Joaquín Kühnio lee aquí ήμιόλψ, o bien ήμιολίψ, sesquialtera parte, por ήμιονψ, mulo. El sentido que saca es: Trocar (una medida de) trigo por una y media de cebada. Ello es que el mulo parece aquí cosa importuna en trueque de granos para igualar la diferencia de valores.
(526) άδοξίαν.
(527) En caso de enfermedad, herida, veneno, lazo, etc., y en el de una tempestad de mar, en una fuga, etc., en que se arrojan los bienes por salvar la vida.
(528) Las voces άρρώστημα, νόσημα y ασθενία apenas hallo modo de distinguirlas en nuestra lengua. Todas significan lo mismo que aegritudo, infirmitas, debilitas, etc.
(529) Aquí y en otros muchos lugares de esta obra se halla la voz φαύλος con los significados que indiqué en la nota 99 a la vida de Sócrates, pár. 14. He procurado darle en cada uno de ellos la traducción que me ha parecido más propia al lugar que ocupa en el contexto.
(530) χαρώνεια son parajes que exhalan olores graves y pestilentes de fuegos subterráneos, cebados en betunes, azufres y otras materias. Así son los del territorio de Baya y Puzol en el reino de Nápoles, llamados La Solfatara; los de Zacinto, Dirraquio y Apolonia, Babilonia, Iope de Siria y otros muchos. Los latinos llamaban a estas bocas Ostia Ditis.
(531) ταύτην δέ Ηοσειδώνιος... χαί χατ΄επίνοιαν χαί χαθ΄ύπόστασιν άπολείπει.
(532) ώς διά τοϋ ήγεμονιχοϋ.
(533) τό ήγεμονιχον τοϋ χόσμου. Acaso mejor diríamos conductor, regulador.- Véase Cicerón, libro II De nat. Deor. le llama principatum. Por este principal entendían el ánimo, la mente, el alma; y hallamos memoria de ello en Tertuliano, Lactancio, San Jerónimo y otros padres.
(534) Sabido es que muchos antiguos creyeron que los astros estaban animados. Pitágoras los hizo dioses, como veremos en su vida, pár. 17.
(535) La razón de estos nombres se halla en cualquier mitógrafo.
(536) He suplido las palabras inclusas aquí, no dudando de que Laercio sigue tratando del aire y viento. Casaubono persuade esta corrección por un lugar de Plutarco, lib. III, cap. VI, De las opiniones de los filósofos. Vitrubio, lib. I, cap. VI trae la misma definición estoica del viento, Ventus autem est aeris fluens unda cum incerta motus redundantia. Y más adelante pone las mismas palabras de Laercio, diciendo: Sunt autem et alia plurima nomina flatusque ventorum á locis, aut fluminibus, aut montium procellis tracta.
(537) Λαμταδίας.
(538) Σελας, según entiendo, son aquellos fuegos que aparecen de noche en la esfera, o sea región del aire, y pasan en breve. Séneca en el lib. I, cap. XV, Natur. quoesi. dice que estos selas caen también hacia la tierra a manera de rayos, hiriendo árboles y edificios.
(539) ΄Έξαψιν.
(540) ώς διά  βαχτηρίας. Acaso significa el báculo geométrico, que también se llama cruz.
(541) Pudo entender el calvo, como se dice al fin de su vida.
(542) Nombre de un templo de Hércules en Atenas.
(543) El número del texto es χι΄, que vale 25. Otros traductores ponen 15. Puede ser cuenten por diez la χ, como es la letra décima del alfabeto griego.
(544) Περί άντρώπων χρήσεως.

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