LXXXIX Pez sujeto y pez libre

La alusión a los marcados y palos de marca en el penúltimo capítulo obliga a alguna explicación sobre las leyes y reglas de la pesquería de ballenas, cuyo gran emblema y símbolo puede considerarse el arpón de marcado.

Ocurre con frecuencia que cuando varios barcos pescan a la vez, una ballena puede ser herida por un barco, escapar luego, y finalmente ser muerta y capturada por otro barco; en lo cual se implican indirectamente varias contingencias menores, todas ellas formando parte de ese gran caso general. Por ejemplo: después de la fatigosa y peligrosa persecución y captura de una ballena, el cuerpo puede soltarse del barco a causa de una violenta tempestad, y derivando mucho a sotavento, ser capturada de nuevo por un segundo barco ballenero, que, en la calma, la remolca tranquilamente a su costado, sin arriesgar vidas ni cables. Así, muchas veces surgirían entre los pescadores las más ofensivas y violentas disputas, si no hubiera alguna ley indiscutida y universal, escrita o no, para aplicar en todos los casos.

Quizás el único código formalizado de la ballenería que se ha puesto en vigor por un decreto legislativo fue el de Holanda. Lo promulgaron los Estados Generales del año 1695. Pero aunque ninguna otra nación ha tenido jamás ninguna ley ballenera por escrito, los pescadores americanos de ballenas han sido sus propios legisladores y abogados en este asunto. Han proporcionado un sistema que, en su sucinta comprensividad sobrepasa a Las Pandectas de Justiniano y a los Reglamentos de la Sociedad China para la Supresión del Entrometimiento en los Asuntos Ajenos. Sí: estas leyes podrían grabarse en un cuarto de penique de la reina Ana, o en el filo de un arpón, y colgárselas al cuello, de tan breves como son.

I. Un «pez sujeto» pertenece a la persona que lo sujeta.

II. Un «pez libre» es buena presa para quienquiera que lo atrape antes.

Pero lo que estropea este magistral código es su admirable breve dad, que requiere un vasto volumen de comentarios para explicarlo. Primero: ¿Qué es un «pez sujeto»? Vivo o muerto, un pez está técnicamente sujeto cuando se conecta con un barco o lancha ocupados por algún medio que pueda dominar de algún modo el ocupante u ocupantes: un mástil, un remo, un cable de nueve pulgadas de mena, un hilo de telégrafo, o una hebra de telaraña, es todo igual. Igualmente, un pez está técnicamente sujeto cuando lleva un arpón de marcado, o algún otro símbolo de posesión reconocido; en tanto que quien ha puesto la marca muestre claramente su capacidad, en algún momento, de llevarlo a su costado, así como su intención de hacerlo.

Estos son comentarios científicos, pero los comentarios propios balleneros a veces consisten en palabras duras y golpes aún más duros: el Coke-upon-Littleton del puño. Verdad es que entre los más rectos y honrados balleneros siempre se hacen concesiones para los casos peculiares, en que sería una ultrajante injusticia moral para una parte pretender la posesión de una ballena previamente perseguida o muerta por otra parte. Pero hay otros que no son en absoluto tan escrupulosos.

Hace unos cincuenta años se solventó en Inglaterra un curioso pleito sobre repetición de caza de ballena, en que los demandantes declararon que, tras de una dura persecución de una ballena en los mares del Norte, y cuando ya habían logrado en efecto (los demandantes) arponear al pez, se vieron obligados al fin, por el riesgo de sus vidas, a abandonar no sólo el arpón, sino la misma lancha. Más adelante los demandados (los tripulantes de otro barco) tropezaron con la ballena, y la hirieron, mataron, capturaron y finalmente se la apropiaron ante los mismos ojos de los demandantes. Y cuando se presentaron quejas a estos demandados, su capitán chascó los dedos en las narices de los demandantes, y les aseguró, por vía de doxología de la gesta realizada, que se quedaría ahora con su estacha, arpón y lancha, que habían quedado unidos a la ballena en el momento de la captura. Por lo cual los demandantes entablaron pleito entonces, para recobrar el valor de la ballena, estacha, arpones y lancha.

El señor Erskine era el abogado de los demandados; lord Ellenborough fue el juez. En el curso de su defensa, el ingenioso Erskine pasó a ilustrar su posición aludiendo a un reciente caso por adulterio en que un caballero, tras de intentar en vano refrenar las viciosas tendencias de su esposa, la había abandonado por fin en los mares de la vida, pero, con el transcurso de los años, arrepentido de ese paso, entabló una acción para recobrar su posesión.

Erskine estaba con la otra parte, y entonces se defendió diciendo que, aunque el caballero hubiera sido el primero en arponear a la señora, y la hubiera tenido sujeta antaño, y sólo la hubiera abandonado al fin a causa de la gran tirantez de su viciosidad sumergida, con todo, la había abandonado, de modo que ella se había convertido en un pez libre, y por consiguiente, cuando un posterior caballero la volvió a arponear, la señora se convirtió en propiedad de ese posterior caballero, junto con los arpones que se hubieran encontrado clavados en ella.

Ahora, en el caso presente, Erskine sostenía que los ejemplos de la ballena y la señora se ilustraban recíprocamente.

Una vez debidamente escuchados estos alegatos y los alegatos contrarios, el doctísimo juez sentenció en términos exactos lo siguiente: que, en cuanto a la lancha, se la concedía a los demandantes, porque la habían abandonado solamente para salvar sus vidas, pero que respecto a la ballena controvertida, los arpones y la estacha, pertenecían a los demandados; la ballena, porque era un «pez-libre» en el momento de su captura final; y los arpones y la estacha, porque cuando el pez se escapó con ellos, adquirió (el pez) un derecho de propiedad sobre esos objetos, y por tanto, quienquiera que luego capturara al pez tenía derecho a ellos. Ahora bien, los demandados habían capturado luego al pez; ergo, los susodichos objetos eran suyos.

Un hombre corriente que observa estas decisiones del doctísimo juez quizá les pondrá objeciones. Pero excavando hasta la roca original del asunto, los dos grandes principios establecidos en las mellizas leyes balleneras previamente citadas, y aplicadas y elucidadas por lord Ellenborough en el caso precitado; esas dos leyes, digo, concernientes al «pez sujeto» y «pez libre», se encontrará que son los fundamentos de toda la jurisprudencia humana, pues, a pesar de su complicada tracería de escultura, el templo de la Ley, como el templo de los Filisteos, no tiene más que dos puntales en que apoyarse.

¿No es un proverbio en boca de todos que la posesión es la mitad del derecho: esto es, sin tener en cuenta cómo se ha llegado a la posesión de la cosa? ¿Qué son los músculos y las almas de los siervos rusos y de los esclavos republicanos sino peces libres, cuya posesión es la totalidad del derecho? ¿Qué es para el rapaz propietario el último céntimo de la viuda sino un pez sujeto? ¿Qué es la mansión marmórea de aquel granuja no descubierto, con placa en la puerta a modo de contraseña; qué es sino un pez sujeto? ¿Qué es el ruinoso interés que Mordecai, el agente, obtiene del pobre malaventurado en quiebra, en un préstamo para evitar que se muera de hambre la familia del malaventurado; qué es ese ruinoso interés sino un pez sujeto? ¿Qué es la renta de cien mil libras del arzobispo de Salvaelalma, sacada del escaso pan con queso de cientos de millares de trabajadores de espaldas rotas (todos ellos seguros de ir al cielo sin ninguna ayuda de Salvaelalma), qué son esas redondas cien mil, sino un pez sujeto? ¿Qué son las ciudades y aldeas hereditarias del duque de Dunder, sino un pez sujeto? Para el temido arponero John Bull, ¿qué es la pobre Irlanda, sino un pez sujeto? Para ese alanceador apostólico, el hermano Jonathan, ¿qué es Tejas sino un pez sujeto? Y en referencia a todos éstos, ¿no es la posesión la integridad del derecho?

Pero si la doctrina del pez sujeto es aplicable de modo bastante general, la doctrina afín del pez sujeto lo es con mayor amplitud. Se aplica de modo internacional y universal.

¿Qué era América en 1492 sino un pez libre, en que Colón clavó el estandarte español poniéndole el arpón de marcado para sus reales señor y señora? ¿Qué fue Polonia para el Zar? ¿Qué, Grecia para los turcos? ¿Qué, India para Inglaterra? ¿Qué será al fin México para los Estados Unidos? Todos, peces libres.

¿Qué son los derechos del hombre y las libertades del mundo sino peces libres? ¿Qué son todas las ideas y opiniones de los hombres sino peces libres? ¿Qué es en ellos el principio de la creencia religiosa sino un pez libre? Para los ostentosos contrabandistas palabreros, ¿qué son los pensamientos de los pensadores sino peces sueltos? ¿Qué es la gran esfera misma sino un pez libre? ¿Y qué eres tú, lector, sino un pez libre y también un pez sujeto?

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