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ABDERA, I.

Abogados. Comparados con los predicadores, I. Persuádense a veces por su propia pasión de que es buena causa que defienden. Encuentran en todas ellas caminos suficientes para disponerlas como mejor les acomoda.

ABRA, hija de San Hilario, obispo de Poitiers, I.

Abuso. Fundamento de todos los de este mundo, II.

ABYDENSES. Su obstinación en el perecer, I.

Académicos. Sus opiniones, menos sostenibles que las de los pirronianos, I.

Acaso. Por qué es tan grande su poder sobre nosotros, I. Entra por mucho en las acciones humanas, II.

Accidentes funestos. Soportados sin duelo por algunas personas, I. Peores de resistir que la misma muerte. Firmeza del vulgo contra los accidentes más penosos de la vida, más instructiva que los discursos de los filósofos, II.

Acciones. Es milagro la posibilidad de suponer en algunos la imagen de la justicia, II.

Adivinación. Su extraño origen, I. Cuáles son los naturales caminos que a ella conducen.

Adivinos (falsos). Tratamiento que de los escitas recibían, I.

AGESILAO. Lo que a su entender debía enseñarse a las criaturas, I. Cómo andaba vestido. Por exceso de ardor deja de vencer a los beocios. Su respuesta a los tasios, que le habían hecho dios. Si es o no cierto que fuera multado por haberse hecho querer excesivamente de sus conciudadanos, II. Por qué al viajar se hospedaba en los templos. Lo que pensaba del amor.

AGIS, rey de Esparta. Su notable respuesta a un embajador de la ciudad de Abdera, I.

AGRIGENTINOS. Elevaban monumentos en honor de los animales que les fueran caros, I.

Agujetas. De donde procede lo que se ha llamado añudadura de agujetas, I. Enfermedad de la fantasía, curada por un medio fundado en el mismo principio.

AGUSTÍN (San). Milagros que atestigua, I. La pérdida de sus escritos hubiera sido por todo extremo lamentable.

Ajedrez. Como Montaigne juzgaba el juego del ajedrez, I. Esta distracción puede venir en nuestra ayuda pan a conocernos.

ALBA (duque de). Crueldades que ejerció en Bruselas, I. Comparado con el condestable de Montmorency, II.

ALBIGENSES. Quemados vivos por no querer renegar de sus creencias, I.

ALBUCILLA. Muerte de esta mujer romana, II.

ALBUQUERQUE. Por qué hallándose abocado a perecer, se echó a cuestas a un muchacho, I.

ALCIBÍADES. Dio un bofetón a un gramático porque no tenía los escritos de Homero, I. Su vida es una de las más ricas y deseables, en el sentir de Montaigne, I. Por qué cortó la cola y las orejas a un muy hermoso perro que tenía, II. No gustaba de la música en sus comidas.

Alciones. Sus maravillosas cualidades; fábrica admirable de su nido, I.

ALCMON. A qué cosas atribuía la divinidad, I.

ALESIA. Dos acontecimientos extraordinarios relativos al cerco de esta ciudad, emprendido por César, II.

ALEJANDRO MAGNO. Su crueldad para con Betis, gobernador de Gaza, I, y con la ciudad de Tebas. Por qué se oponía a combatir de noche. En qué circunstancia su intrepidez pareció mayor. Censurado por su padre Filipo como buen cantor. Cómo se burló de sus aduladores, que querían hacerle creer que era hijo de Júpiter. Durmió un sueño profundo momentos antes de su última batalla contra Darío. De su caballo Bucéfalo. Por qué no debe juzgarse de sus prendas en la mesa ni en el juego. Digna recompensa que otorgó a la habilidad extrema en un arte inútil. Su valer no era perfecto ni el mismo en todo. Juicio general sobre Alejandro, preferible a César, II. En cuáles cosas se mostró inferior a Sócrates. De qué modo su padre censuró su liberalidad.

ALEJANDRO, tirano de Pheres. Por qué se oponía a asistir a la representación de piezas trágicas, II.

ALEJANDRO VI, papa. Cómo fue envenenado con su hijo el duque de Valentinois, I.

Alegría. Ejemplos diversos de muertes repentinas ocasionadas por la sorpresa de un placer inesperado, I.

Alemanes. Aunque borrachos, son difíciles de vencer, I. Beben con igual placer toda suerte de vinos.

Alfiler. Mujer que creía haber tragado un alfiler: de qué manera curada de esta fantasía, I.

ALFONSO VI, rey de Castilla. En qué juzgaba a los asnos más felices que a los monarcas, I. Fundador de la orden de Caballeros de la Banda o de la Escarpa, en España; estatutos a que habían de ajustarse.

Alma. Debe tener algún objeto verdadero o falso que la apaciente, I. No mira las cosas por el mismo tenor. Se descubre en todos sus movimientos. Procura a las cosas el aspecto que la placea. Lo que la razón nos enseña en punto a su naturaleza. Diversidad de opiniones sobre el lugar del cuerpo en que reside. Opiniones diversas sobre su origen. Opinión refutada de la preexistencia de las almas antes de ser unidas a nuestros cuerpos. Razones que Epicuro alega para probar que el alma nace, se fortifica y debilita con el cuerpo. El alma del hombre más cuerdo expuesta a convertirse en la de un loco. La inmortalidad del alma, débilmente sustentada por los dos matices más convencidos. Transmigración del alma de un cuerpo a otro, sustentada por Platón; cómo Epicuro la refuta. Si las facultades e inclinaciones de nuestras almas dependen del aire, del clima y de la tierra en que vivimos; cuál es la conclusión que de esta doctrina puede sacarse. En qué consiste el verdadero valer del alma, II. Cómo muestra su grandeza.

ALVIANO (Bartolomé de), general veneciano. Por qué su cuerpo fue trasladado al través de las tierras de sus enemigos, I.

AMASIS, rey de Egipto. Casa con una hermosa griega, mas no puede disfrutarla durante algún tiempo, I.

Ambición. Más difícil de domar, que el amor, a juzgar por el ejemplo de César, II. El de Ladislao, rey de Nápoles, semeja probar lo contrario. No es un vicio de hombres nimios.

AMÉRICA. Agasajos que algunos pueblos de América hicieron a Hernán Cortés, I. En qué sentido son bárbaros los salvajes de América. Excelencia de su policía. Bondad de su clima. Sus viviendas y sus lechos. Sus comidas, sus bebidas y su pan. Cómo pasan su tiempo. Dónde colocan sus armas cuando mueren. Sus sacerdotes y profetas; en qué consiste la moral de éstos y cómo son tratados cuando enuncian falsas profecías. Sus guerras, armas y combates. Por qué se comen a sus prisioneros. Sus luchas nobles y generosas. Su moderación, su cordialidad y partido que sacan de sus victorias. Cuáles son los celos de sus mujeres. (Véase SALVAJES.)

Americanos. Por su grandeza y su virtud fueron víctimas de la perfidia y de la ferocidad de los españoles, II. Magnificencia de sus jardines y de sus reyes. Por qué medios fueron subyugados. Qué tratos recibieron de los españoles. Respuesta vigorosa y cuerda que algunos pueblos de América hicieron a los españoles, quienes querían hacerlos tributarios. Horrible carnicería que los españoles hicieron en América con sus prisioneros de guerra. Cómo las riquezas de los americanos eran menos grandes de lo que al principio se había creído, y por qué causas.

AMESTRIS, madre de Jerjes. Inhumanamente piadosa, I.

Amistad. Es el más perfecto fruto de la sociedad, I. Cuatro especies de junturas entre los hombres, a las cuales no cuadra propiamente el nombre de amistad. Amistad contra naturaleza, muy corriente entre los griegos: lo que Montaigne juzga de ella. En qué se compendia la amistad verdadera. Idea de la amistad más cumplida. Idea de las amistades ordinarias. En una amistad verdadera, quien otorga un beneficio debe estar reconocido a quien lo recibe. Las amistades corrientes pueden compartirse entre varias personas. La amistad única y principal desata todas las demás obligaciones. Amistad de los maridos para con sus mujeres, moderada por la teología. Verdadero fin de la amistad, II.

Amor. Cómo se cura al entender de Crates, I. Imperio de esta pasión en el espíritu del hombre. Si los deseos que el amor inspira a los hombres son los más violentos, II. Medios que se emplearon para amortiguarlo. Sus ardores desterrados del matrimonio y por qué razón. Todo tiende entre los hombres a poner en juego esta pasión. Esencia del amor. Ridiculiza al hombre, equiparándolo con los animales. No debe ser condenado porque fue la naturaleza quien nos lo inspiró. Hablar discretamente del amor es trocar lo más apetitoso. El amor de los españoles y el de los italianos, más respetuoso y más tímido que el nuestro, es por lo mismo más agradable. El amor debe gobernarse por grados y sin precipitación. Por qué en materia de amor obran mal los hombres al censurar la ligereza e inconstancia de las mujeres. Injusto poder que los amantes privilegiados se atribuyen sobre sus amadas. Ventajas que pueden alcanzarse del amor en la edad avanzada. Cuál es la edad en que el amor conviene propia y naturalmente.

Amor conyugal. Debe ir acompañado de respeto, I.

Amores desnaturalizados. Verdadero medio de hacerlos caer en descrédito, I.

AMURAT. Inmola seiscientos jóvenes griegos al alma de su padre, I.

ANACARSIS. Cuál es, a su entender, el gobierno más dichoso, I.

ANAXÁGORAS. Fue el primer filósofo que reconociera que todas las cosas fueron hechas y son gobernadas por un espíritu infinito, I.

ANAXARCO. Descuartizado por el tirano Nicocreón; su firmeza en el dolor, I.

ANAXIMÁNDER. Su opinión sobre la naturaleza de Dios, I, y sobre la de nuestra alma, I.

ANAXÍMENES. Su opinión sobre la naturaleza de Dios, I.

Anciana (gente). En qué consiste su cordura, II. Pintura natural de sus defectos.

Ancianos. Ejemplo de un anciano, de quien los suyos se burlaban porque quería sembrar entre ellos el espanto, I. Ancianos engañados por sus domésticos. Otros por sus mujeres. Los ancianos necesitan regocijar su espíritu, II. Deben frecuentar juegos y ejercicios de los jóvenes, y aprovechar todas las ocasiones de contento que se los muestren.

ANDRODO. Por qué casualidad escapó a la muerte que se le preparaba, I.

ANDRÓN. Atravesó la Libia sin beber, II.

ANÍBAL. Su respuesta a Antíoco, que le preguntaba si los romanos se contentarían con su ejército, I. Vivió la hermosa mitad de su vida de la gloria alcanzada en su juventud.

ANIMALES. Animalillos que sólo viven un día I. Los animales están sujetos al influjo de la imaginación. Miramientos que deben guardarse para con ellos. Notables ejemplos de esta especie de respeto. Comunícanse sus pensamientos, lo mismo que los hombres. Habilidad que en sus costumbres se advierte. Gozan de un lenguaje natural. Siguen libremente sus inclinaciones. Sutileza que despliegan en sus cazas. Disciernen lo que puede aliviarlos en sus enfermedades. Son capaces de instrucción, y albergan el sentido de la equidad. Hay animales tan extravagantes y raros en sus amores, como los hombres. Su amistad es más viva y más constante que la de éstos. Animales que parecen adolecer del pecado de avaricia. Otros que son muy económicos. Otros cuya pasión es la guerra. Sociedad que se observa entre ellos. Por qué Moisés prohibió que su sangre sirviera de alimento.

ANTÍGONO. Cómo se burla de un poeta que le había llamado hijo del Sol, I. Cómo castigó a los soldados de Eumenes, su enemigo, luego que de él le hicieron entrega, II. Cómo se dispensó de hacer un donativo a un filósofo cínico.

ANTÍOCO. Despojado de sus conquistas por una carta del Senado romano, II.

ANTÍSTENES. Su respuesta a los que le censuraban por conversar con los malos, I. Su principio sobre la inconstancia en la desdicha. Cuál era, según este filósofo, el mejor aprendizaje. Lo que respondió a un sacerdote que iniciándole en los misterios de Orfeo, le aseguraba que los fieles de esta religión gozarían de una dicha eterna y perfecta después de la muerte. Por qué aconsejaba a los atenienses el ordenar que los asnos fueran como los caballos empleados en la labranza, II.

ANTÍSTENES O ANTISTENIOS, sobrenombrado Hércules. Lo que ordenaba o sus hijos, II.

Apariencias. Cómo en la vida el filósofo es impulsado por la apariencia, I. Filósofos que sostuvieron que era una misma cosa había apariencias contrarias. No puede juzgarse, definitivamente de una cosa por la apariencia que sobre ella nos muestran los sentidos.

APOLODORO, tirano de Potidea. Torturado por el recuerdo de su propia barbarie, I.

Aprobación pública. Por quiénes debe ser buscada, II.

ARCESILAS. Digno de alabanza por el recto empleo de sus riquezas I. Su respuesta a un joven afeminado que le preguntó si el filósofo podía enamorarse, II. Su visita a Ctesibio enfermo.

AREÓPAGO. Por qué este venerable senado juzgaba de noche, I.

ARETINO. (Pedro). Si mereció el nombre de divino, I.

ARGENTERIO (Juan), médico, II.

ARGIPOS. Pueblo que vivía tranquilo, sin armas ofensivas, II.

ARIOSTO. A qué edad dejó Montaigne de gustar las obras de este poeta, I. No puede comparársele con Virgilio.

ARISTARCO. Lo que decía burlándose de la presunción de su siglo, II.

ARISTIPO. Su respuesta a quien le dijo que debía querer a sus hijos porque de él habían salido, I. Incurrió en la cólera de todos los filósofos por sus atrevidas opiniones en pro de la voluptuosidad y las riquezas. Sus costumbres ensalzadas. Por qué no encuentra inconveniente en aceptar una túnica perfumada. Por qué soporta que Dionisio el Tirano le escupa en el rostro. Su respuesta a Diógenes cuando le dijo que si supiera alimentarse con coles no adularía a los tiranos. Qué fruto alcanzó de la filosofía. Lo que dijo a unos jóvenes que se avergonzaban al verle entrar en la vivienda de una cortesana.

ARISTODEMO, rey de los mesenios. Lo que le de Como definía la retórica, I. Su opinión sobre la naturaleza de Dios terminó a matarse. II.

ARISTÓN. Cómo definía la retórica, I. Su opinión sobre la naturaleza de Dios. Con qué comparaba una lección, II.

ARISTÓTELES. Método que empleó en la instrucción de Alejandro, I. Su definición de la amistad perfecta, II. A qué edad quería que las gentes se casaran. Risible clasificado que aplica al hombre. Si es verdaderamente dogmático. No tenía opinión determinada sobre la naturaleza de Dios. Censurado por considerar la privación como principio. Pareció sensible a las maledicencias de que le dijeron haber sido objeto, II. Su respuesta a quien le preguntó por qué se complacía en ver a menudo a las personas agraciadas. Lo que contestó a alguien que le censuraba por haberse mostrado misericordioso con un malvado.

Armas. Censurable costumbre de no tomarlas sino en último extremo, I. Armas de los franceses, I. De los medos. De los peatones romanos. De los parthos.

ARMENIA. Sus montañas se ven a veces enteramente cubiertas de nieve, I.

ARQUIAS, tirano de Tebas. Perece en una conspiración por haber diferido la lectura de una carta, I.

ARQUILEONIDE, madre de Prásidas. Por qué rechazó la alabanza que de su hijo se le hizo, I.

Arquitecto. Concisa arenga de un arquitecto al pueblo de Atenas, I. Lenguaje de los arquitectos, I.

ARRÁS. Singular obstinación de algunos de sus habitantes cuando fue tomada por Luis XI, I.

ARRIA, mujer de Cecina Peto. Se clava un puñal por impulsar a su marido a evitar con la muerte el suplicio que le aguardaba, II. Hermosas palabras que profiere después de recibir el golpe mortal, estropeadas por Marcial, que pretendió embellecerlas.

ARRIO. Nada puede concluirse contra él en lo tocante a su muerte, I.

Arrojo. Hasta dónde debe llegar, I.

ARSAC (el señor de), hermano de Montaigne, I.

ARTAJERJES. Cómo dulcificó el rigor de algunas leyes persas, I.

ARTIBIO, general del ejército pérsico. Cómo su caballo fue causa de su muerte, I.

Asesino. Dos asesinos de Guillermo I, príncipe de Orange, II.

ASESINOS, pueblo dependiente de la Fenicia. De qué suerte entienden el ganar el paraíso.

ASIÁTICOS. Por qué en sus guerras iban acompañados de sus mujeres y concubinas, adornadas con sus más ricas joyas I.

ASINIO POLIO. Lo que juzgaba censurable en los Comentarios de César, I. Su cobardía al no querer publicar la crítica de una obra hasta después de la muerte del autor de ella, II. Por qué se opuso a replicar a Augusto que había escrito versos contra él.

ASIRIOS. Cómo domaban los caballos de que se servían en la guerra, I.

ASIGNY (señor de), I.

Astucias de la guerra. Condenadas entre los antiguos, I. Autorizadas por nosotros.

ATALANTE. Por qué medio fue vencido en la carrera, II.

Ataraxia de los pirronianos. Lo que es, I.

Ateísmo. Rara vez se posesiona del espíritu del hombre como un dogma ponderado, I.

ATENAS. Afección que los extranjeros la profesaban.

Atenienses. Su superstición cruel y pueril en punto a las sepulturas de los muertos, I. De qué modo por ella fueron castigados. De su dios desconocido. Por qué hicieron cortar los dedos pulgares a los eginetas, II.

ÁTICO (Pomponio). Su muerte voluntaria, II.

ATLÁNTIDA (isla). Su amplitud, I. No puede ser la América.

Atletas. Su fuerza consiste más bien en el vigor de los nervios que en el del ánimo, I. Privados de los goces del amor para conservarse más ágiles y vigorosos.

Atunes. Parecen tener como conocimientos matemáticos, I.

AUFIDIO. Su muerte.

AUGUSTO. Quiere vengarse de Neptuno, después de una tempestad, I. Cómo testimonia su aflicción por haber perdido algunas legiones. Conjuración de Cinna contra él, descubierta poco antes de su ejecución. Su discurso a Cinna. Su clemencia para con este conjurado, y beneficios que de su acción alcanza. Su sueño profundo a la hora de comenzar una batalla. Edad que señala para el ejercicio de los cargos judiciales. Su carácter, impenetrable para los jueces más resueltos. Liberal en punto a dones y avaro en recompensas honoríficas. Epigrama que compuso.

AURAT o más bien DAURAT. Colocado por Montaigne entre los mejores poetas latinos de su tiempo, II.

Autores. No deben escribir sobre cada cosa sino lo que saben, I. Si es lícito que aguardan alguna recomendación por sus escritos, II.

Avaricia. Lo que la engendra, I.

Aves. Predicciones que se sacan de su vuelo, I. Aves pasajeras; prevén el cambio de las estaciones, I.

Avestruces. Uncidos a un vehículo, II.

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