- XI -

Al Señor Dupuy [1527], 

consejero del rey en su corte y en el Parlamento de París

Señor, la acción del señor de Verres, actualmente prisionero, me es conocidísima y merece que en el juzgarla mostréis vuestra dulzura natural, tanto como cualquiera causa del mundo digna de vuestra justa clemencia. Hizo una cosa no solamente excusable según las leyes militares de este siglo, sino también necesaria, y laudable conforme al sentir común; e hízola sin duda apresuradamente y a pesar suyo. Todo lo demás de su vida nada tiene de censurable. Suplícoos, señor, que en la causa pongáis toda vuestra atención; así hallaréis las cosas tal como os las represento, considerando que se le persigue por manera que excede en malignidad al acto cometido. Por si también de algo esto puede servir quiero deciros que es un hombre educado en mi casa, emparentado con algunas buenas familias, y sobre todo que siempre ha vivido digna e inocentemente y que es muy mi amigo. Salvándole me obligaréis extremadamente. Humildísimamente os ruego que le tengáis por recomendado, y después de besaros las manos, ruego a Dios que os conceda, Señor, larga y dichosa vida.

De Castera, a 23 de abril.

Vuestro apasionado servidor.

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