Oh, hermanos míos, os consagro y os señalo una nueva nobleza: os convertiréis en procreadores y cultivadores y sembradores del futuro;-
-no a una nobleza que podrías comprar como los comerciantes con el oro de los comerciantes; porque poco valor tiene todo lo que tiene su precio.
Que a partir de ahora no sea tu honor de dónde vienes, sino a dónde vas. Que tu voluntad y tus pies, que buscan vencerte, sean tu nuevo honor.
No es que hayas servido a un príncipe -¡qué importancia tienen ahora los príncipes!- ni que te hayas convertido en un baluarte de lo que está en pie, para que se mantenga más firme.
No es que tu familia se haya vuelto cortesana en las cortes, y que hayas aprendido -de color alegre, como el flamenco- a permanecer largas horas en piscinas poco profundas:
(Porque la capacidad de estar de pie es un mérito en los cortesanos; y todos loscortesanos de creen que a la bendición después de la muerte pertenece el permiso para sentarse
Ni siquiera que un Espíritu llamado Santo, condujera a vuestros antepasados a tierras prometidas, lo cual no alabo: pues donde creció el peor de todos los árboles -la cruz- en esa tierra no hay nada que alabar.
-Y, en verdad, dondequiera que este "Espíritu Santo" condujo a sus caballeros, siempre en tales campañas corrieron cabras y gansos, y cabezas de chorlito y cabezas de hombre en primer lugar-.
Oh, hermanos míos, vuestra nobleza no mirará hacia atrás, sino hacia fuera. Seréis exiliados de todas las tierras paternas y de los antepasados.
Amarás la tierra de tus hijos: que este amor sea tu nueva nobleza, - ¡lo no descubierto en los mares más remotos! Para ello, te pido que busques y busques en tus velas.
A vuestros hijos les compensaréis por ser hijos de vuestros padres: ¡todo el pasado lo redimiréis así! ¡Esta nueva mesa la pongo sobre vosotros!