3.

También fue allí donde recogí del camino la palabra "Superman", y que el hombre es algo que debe ser superado.

-Que el hombre es un puente y no una meta- regocijándose en sus mediodías y tardes, como avances hacia nuevos amaneceres rosados:

-La palabra de Zaratustra del gran mediodía, y todo lo demás que he colgado sobre los hombres como postrimerías púrpura de la noche.

También les hice ver nuevas estrellas, junto con nuevas noches; y sobre la nube y el día y la noche, extendí la risa como un dosel de alegres colores.

Les enseñé toda mi poetización y aspiración: componer y recoger en unidad lo que es fragmento en el hombre, y acertijo y temible azar;-

-Como compositor, lector de acertijos y redentor del azar, les enseñé a crear el futuro, y todo lo que ha sido, a redimir creando.

El pasado del hombre para redimir, y cada "Fue" para transformar, hasta que la Voluntad diga: "¡Pero así lo quise! Así lo querré..."

-A esto le llamé redención; sólo a esto les enseñé a llamar redención-.

Ahora espero mi redención, para ir a ellos por última vez.

Porque una vez más iré a los hombres: entre ellos se pondrá mi sol; al morir les daré mi más selecto regalo.

Del sol aprendí esto, cuando se pone, el exuberante: el oro lo vierte entonces en el mar, de riquezas inagotables,-

-¡Así que el pescador más pobre rema incluso con remos de oro! Porque esto lo vi una vez, y no me cansé de llorar al contemplarlo.

Al igual que el sol, también Zaratustra se pondrá: ahora se sienta aquí y espera, con viejas tablas de leyes rotas a su alrededor, y también con nuevas tablas de leyes a medio escribir.

 

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