Si alguna vez me ha llegado un soplo del aliento creador, y de la necesidad celestial que obliga incluso a los azares a bailar danzas estelares:
Si alguna vez he reído con la risa del relámpago creador, al que sigue el largo trueno de la hazaña, refunfuñando, pero obediente:
Si alguna vez he jugado a los dados con los dioses en la mesa divina de la tierra, de modo que la tierra tembló y se rompió, y resopló chorros de fuego:-
-Porque una mesa divina es la tierra, y tiembla con nuevos dictados activos y dados de los dioses:
Oh, ¿cómo no voy a estar ardiente por la Eternidad, y por el anillo de los anillos, el anillo del retorno?
Nunca he encontrado a la mujer por la que quisiera tener hijos, si no es esta mujer a la que amo: ¡porque te amo, oh Eternidad!
Porque te amo, oh Eternidad.