2.

Los desiertos crecen: ¡ay de quien los esconda!

 

-¡Ha!

¡Solemnemente!

¡En efecto solemne!

¡Un comienzo digno!

¡Africanamente, de manera solemne!

De un león digno,

O tal vez de un virtuoso aullido-mono.

-Pero no es nada para ti,

Amigas damiselas muy queridas,

A sus propios pies a mí,

La primera ocasión,

A un europeo bajo las palmeras,

El asiento está ahora concedido. Selah.

 

¡Maravilloso, de verdad!

Aquí me siento ahora,

El desierto se acerca, y sin embargo estoy

Tan lejos aún del desierto,

Incluso en la nada aún desierta:

Es decir, me trago

Por esto el pequeño oasis-:

-Se abrió sólo bostezando,

Su más bella boca abierta,

La más dulce de todas las bocas:

Entonces caí justo en ella,

Justo abajo, justo a través de... entre ustedes,

¡Ustedes, amables damiselas amadas! Selah.

¡Salve! ¡Salve! a esa ballena, como un pez,

Si es así para la comodidad de sus huéspedes

¡Hizo las cosas bien! - (ya sabes,

Seguramente, mi docta alusión).

Salve a su vientre,

Si alguna vez hubiera

Un tal oasis-vientre más hermoso

Como esto es: aunque sin embargo dudo de ello,

-Con esto salgo de la vieja Europa,

Que dudan con más ganas que cualquiera

Mujer casada de edad avanzada.

¡Que el Señor lo mejore!

¡Amén!

 

Aquí me siento ahora,

En este el pequeño oasis,

Como una cita, en efecto,

Marrón, bastante dulce, con sabor a oro,

Para la boca redonda del anhelo de la doncella,

Pero aún más por la juventud, por la doncella,

Frío como el hielo, blanco como la nieve e incisivo

Dientes delanteros: y para tal seguro,

Pine los corazones todos de ardientes dátiles. Selah.

 

A los allí llamados frutos del sur ahora,

Parecido, demasiado parecido,

Me acuesto aquí; por poco

Insectos voladores

Redondeado y redondeado,

Y también por aún más pequeño,

Tonto, y pecador

Deseos y fantasías,

Entornado por ti,

Tú, silencioso, presentidor

Gatitos de la doncella,

Dudu y Suleika,

-Ronda esfinge, que en una palabra

Puede que abarrote mucho sentimiento:

(Perdóname, oh Dios,

Todo lo que se dice es un pecado).

-Sitúo aquí el mejor de los mocos de aire,

Aire paradisíaco, de verdad,

Aire brillante y boyante, de color dorado,

Tan buen aire como siempre

Desde el orbe lunar hacia abajo...

Sea por el peligro,

¿O lo superó por arrogancia?

Como relatan los antiguos poetas.

Pero dudoso, ahora lo estoy llamando

En la pregunta: ¿con esto vengo de hecho

Fuera de Europa,

Que dudan con más ganas que cualquiera

Mujer casada de edad avanzada.

¡Que el Señor lo mejore!

Amén.

 

Este es el mejor aire para beber,

Con las fosas nasales abiertas como copas,

Falta de futuro, falta de recuerdos,

Así me siento aquí, vosotros

Damas amistosas muy queridas,

Y mira la palmera de allí,

Cómo es, a una chica de baile, como,

Se inclina y se dobla y en sus ancas se balancea,

-Uno lo hace también, cuando lo ve por mucho tiempo.

A una bailarina como, que como me parece,

Demasiado largo, y peligrosamente persistente,

¿Siempre, siempre, sólo en una pierna se ha parado?

-Entonces se olvidó de ello, como me pareció,

¿La otra pierna?

Porque en vano yo, al menos,

Buscó lo que faltaba

Compañero-joya

-Precisamente, la otra pierna-

En los recintos santificados,

Cerca de su más querido, más tierno,

Aleteo y revoloteo y parpadeo del zócalo.

Si, si deben, bellos amistosos,

Créame:

Ella, por desgracia, lo ha perdido.

¡Hu! ¡Hu! ¡Hu! ¡Hu! ¡Hu!

¡Está fuera!

¡Para siempre!

¡La otra pierna!

¡Oh, lástima por esa otra pierna tan bonita!

¿Dónde puede quedarse ahora, llorando en el olvido?

¿La pierna más solitaria?

En el miedo quizás ante un

Furiosa, amarilla, rubia y rizada

¿Monstruo leonino? O quizás incluso

Roído, mordisqueado malamente-

¡Muy miserable, lamentable, lamentable! ¡mordisqueado malamente! Selah.

 

Oh, no llores,

¡Espíritus gentiles!

No lloréis, vosotros

¡Espíritus de dátiles! ¡Sombreros de leche!

Tú, corazón de madera dulce

¡Ponedora de bolsos!

No llores más,

¡Pallid Dudu!

¡Sé un hombre, Suleika! ¡Atrevido! ¡Atrevido!

-O tal vez debería haber otra cosa

Algo que fortalezca, que fortalezca el corazón,

Aquí lo más apropiado es...

¿Un texto inspirador?

¿Alguna exhortación solemne?

¡Ja! ¡Arriba! ¡Honor!

¡Honor moral! ¡Honor europeo!

Sopla de nuevo, continúa,

¡Caja de virtudes!

¡Ja!

Una vez más tu rugido,

¡Su moral ruge!

Como un león virtuoso

¡Cerca de las hijas de los desiertos que rugen!

-Por el aullido de la virtud,

Vosotras, queridísimas doncellas,

Es más que cada

¡Fervor europeo, hambre de calor europeo!

Y ahora estoy aquí,

Como europeo,

No puedo ser diferente, ¡que Dios me ayude!

¡Amén!

 

Los desiertos crecen: ¡ay de quien los esconda!

 

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